FOTO: Erick Sotomayor/ EL SIGLO DE TORREÓN
En 1898, el escritor estadounidense Henry James publicó una novela de terror titulada Otra vuelta de tuerca. Se considera una obra de ficción gótica y de terror. El argumento sigue a una institutriz que, al cuidar a un par de niños huérfanos en una mansión remota, a las afueras de Londres, se convence de que esta se encuentra embrujada tras presenciar varios sucesos paranormales.
Análisis sobre esta obra han indicado que los fantasmas son fruto de la imaginación de la institutriz. Al texto se le ha cargado de varios simbolismos psicológicos, aunque en el prefacio, el propio James la describe solo como “un simple y puro cuento de hadas”.
Esta historia fue la que Enrique Esquivel decidió transportar a un libreto y adaptarla para confeccionar la obra teatral Los Inocentes, que la compañía lagunera Lola Mar se ha encargado de producir durante el último mes.
Para el montaje, se eligió al Café Continental del Hotel Río Nazas como escenario, pues la compañía ha ostentado una filosofía consistente en aprovechar los espacios históricos de la ciudad y otorgarle valor como sedes de actividades culturales y artísticas.
El elenco escogido para esta obra incluye a Estefanía Marrufo (Institutriz), Javier Díaz (tío escritor) y Ana Carmen Macías (Señorita Grose, el ama de llaves). Mientras que los niños, Miles y Flora, son incluidos sin encarnarse en algún actor, pero forman parte fundamental del libreto.
Última función
Luego de que el 22 y 28 de diciembre se efectuaran fechas a doble función, la compañía decidió añadir un día extra, también a doble función, el pasado viernes 6 de enero. Es la última intervención de la noche y el restaurante del hotel comienza a recibir al público.
La escenografía que se ha colocado junto al histórico mural titulado Bellezas laguneras, del pintor capitalino Alberto Ruiz Vela, muestra al viejo piano del lugar. Encima de él, la llama de una vela oscila su luz gracias al aire que se cuela al interior. También hay un metrónomo mecánico que tendrá constante participación en la puesta en escena.
Pasadas las ocho y media de la noche, los primeros personajes en entrar son el ama de llaves y el tío escritor. Este último es quien manipula el curso de la historia desarrollada en Noche Buena y condiciona al personaje de la institutriz, luego de que esta se introduce al escenario y es contratada en vísperas de Navidad.
“Los Inocentes, una historia de fantasmas en la que un alma en pena aparece por las noches y perturba el sueño inocente de los niños. Ese es el giro que atraparía la atención de algunos, pero qué sucedería si el relato es sobre la aparición de espíritus malignos, que amenazan con poseer la inocencia de todos los niños. Ese es un giro que seguramente doblaría nuestro interés”, relata el personaje del escritor, mientras toca notas musicales sobre el piano.
En aproximadamente 45 minutos, la institutriz convive con el ama de llaves y se va enterando de las raíces que originaron los sucesos sobrenaturales a los que es expuesta. En el libreto resaltan algunas frases reflexivas como “el secreto puede ser una virtud”, “el silencio esconde el misterio de la sabiduría y el espíritu del genio”.
Al final, la institutriz concluye que es posible cambiar la historia de los niños y recurre al escritor para, con las mismas herramientas con que él la sedujo, convencerlo de que la narrativa tome un camino más favorable para los infantes. A fin de cuentas es Navidad, y el mensaje de unidad debe prevalecer.
“Básicamente, la idea es transformar este espacio y dar estas atmósferas. Queremos que sientan la luz, la textura, la ropa. Puede que no entiendan la historia desde el principio, pero eso es lo interesante: puede ir, por un lado, puede ir por el otro. Realmente esa era la intención”, comenta Enrique Esquivel, director de Los Inocentes, al terminar la obra.
Finalmente, la compañía adelantó que, La Zarina, su próxima obra, tendrá lugar en la Casa Histórica Arocena.
