(ESPECIAL)
En un abrir y cerrar de ojos, ya estamos a poco de celebrar la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023, a 68 días para ser exacta. Sin duda, una de las fiestas más significativas representada en un escenario global en el que podremos ver los enfrentamientos de las mejores jugadoras, sus habilidades, pasión y talento que las convierte en ejemplo para las nuevas generaciones.
Si me lo preguntan, pienso que los mundiales femeninos han sido un catalizador para el desarrollo del futbol en países donde las mujeres no cuentan con la atención y condiciones aptas para poder desarrollar esta profesión. Por ello, es una fortuna que para esta edición 2023 el número de equipos participantes aumentara a 32, pues representa crecimiento y visibilidad para más deportistas.
Todos sabemos que el camino no ha sido fácil. Y es que pensar en la historia de las copas mundiales femeninas nos lleva hasta 1991, cuando se realizó de manera oficial la primera edición con la participación de 12 selecciones, con un formato donde los encuentros duraron 80 minutos y Estados Unidos se coronó campeona (las más ganadoras, con 4 títulos), dejando a Noruega con el subcampeonato.
A partir de ese momento y hasta la actualidad, se han realizado ocho ediciones (sin contar la de este 2023), durante las cuales se han dado cambios destacados como, por ejemplo, ampliar el número a 16 equipos participantes en 1999 y luego pasar a 24 para el 2015. Y, por supuesto, un avance en el reconocimiento de la labor de las futbolistas gracias a su incansable lucha por la equidad de género que aún continúa.
Pero para llegar hasta ese momento tenemos que remontarnos 20 años y ahora sí voy a hacer la siguiente pregunta: ¿Sabías que el primer mundial femenino en la historia se llevó a cabo en 1970, cuando se creó la Federación Internacional de Fútbol Femenino (FIFF) en Turín?
En el certamen participaron siete equipos y la Selección de Dinamarca logró consagrarse campeona. El problema radica en que esta copa del mundo no tuvo un reconocimiento oficial por parte de la FIFA, aunque aun así, un año después (en 1971), México fue sede de una segunda edición, donde Dinamarca consiguió el bicampeonato frente al anfitrión.
Sólo quería exponer lo anterior para valorar los esfuerzos que se han durante años y los obstáculos que las mujeres han enfrentado para poder abrir camino en el deporte femenil. Espero que la Copa del Mundo sea un éxito y ayude a continuar impulsando el desarrollo del futbol femenino en todo el mundo.
