(EL SIGLO DE TORREÓN)
Una barbería improvisada fue lo que montó Yean Pier, de origen venezolano, sobre la calle Décima Octava de la colonia Braulio Fernández, a unos metros de la entrada de los patios de Ferromex, donde puso “a la moda” a sus compañeros de viaje, en tanto llega el tren que lo reuniría con su pareja y otros familiares, para después viajar juntos a la frontera con los Estados Unidos.
Con él se encuentra Jhostyn, originario de Colombia, quien accedió a cortarse el cabello mientras llega a la hora de partir rumbo a Ciudad Juárez, Chihuahua, a bordo de “La Bestia”. como también se le conoce a la red de trenes que cruza prácticamente por todo México.

Frente a los ojos vigilantes de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Policía Municipal de Torreón, Yean le da forma al cabello rebelde de Jhostyn, quien al igual que él ha esperado por cuatro días a su expareja, quien viaja con dos menores de edad, y con quien pretende tomar el tren rumbo a la frontera y cruzar a Estados Unidos, pues así se lo prometió a su madre.
Ambos se encuentran desesperados por la demora del tren que partió de Irapuato desde el martes, y del que no tienen noticias y en el que además, vendrían sus acompañantes junto con más de 2 mil personas, según versiones de ellas mismas.
Tampoco la llegada de ambos a Torreón fue fácil. Por ejemplo, Jhostyn compartió que desde hace un mes se encuentra en territorio mexicano. “Tengo como un mes porque me ha tocado duro porque para llegar de Tapachula (Chiapas) a Oaxaca me tocó pasar 19 pueblos caminando, me daban un empujón (raid) y el tren lo vine agarrando en la Ciudad de México”, comentó en tanto Yean le daba una nueva forma a su cabello y ceja.
Ya montado en el tren logró llegar a Irapuato, donde también esperó a su expareja para viajar juntos pero no fue posible. Al partir, el tren detuvo su marcha en medio de la nada por tres días. “Nos dijeron que porque no había entradas de los trenes porque estaba saturado… (pasaron los días) sobreviviendo, con las provisiones, nos compartíamos unos con otros, éramos como 100 migrantes”.
Después de esa amarga experiencia, pudo llegar a Torreón, donde ha pasado las noches a la intemperie así como recibiendo apoyo en el comedor acondicionado en la capilla de Santiago Apóstol, por parte de los feligreses coordinados por el padre Rafael López.
Yean, por su parte, llegó el jueves a Torreón, también después de esperar una corrida en Irapuato. “Duré tres días (en llegar), porque se detuvo como 12 horas pero en un lugar donde había muchos mexicanos que sí nos ayudaron. Y en despoblado duró poco tiempo”.