Amo la vida en todas sus manifestaciones, pero en algunos casos ese amor es puesto a prueba.
¿Qué hacer con las ratas?
¿Qué hacer con las cucarachas?
¿Qué hacer con las moscas?
¿Qué hacer con las pulgas, las chinches, los piojos, las garrapatas, los zancudos, los pinolillos, los jejenes, algunas mortíferas arañas, las tarántulas, alacranes y ciempiés?
Estoy de acuerdo: por algo Dios creó a esas malévolas y aun mortíferas plagas. Sólo que a él no lo molestan ni dañan en el Cielo, y a nosotros sí nos joden en la Tierra.
En este preciso momento una mosca revolea en torno de mi cabeza, que ningún daño le ha hecho, y con su bordoneo evita quew me concentre en la tarea. Miren; por su culpa escribí "quew" en vez de "que".
Tengo en la mano ya un periódico doblado. Esperaré a que Diosito vuelva la vista a otra parte y le daré a la desgraciada mosca un periodicazo.
¡Zas!
Que la vida me perdone.
(Miren: ahora ya no puse "quew").
¡Hasta mañana!...