BORRACHO DE TI ESCRIBO, PRIMAVERA.
Llegas a mí desnuda, virgen y ramera,
con las tetas al aire circundadas de pájaros y hierba;
en la cintura un talle de libélulas,
un zodíaco sobre la cabeza
y una fuente de miel y sal entre las piernas.
Nada podría darte si algo me pidieras.
Y tú me ofreces tanto: el verde claro de tu cabellera;
para mi mano el don de tus caderas;
para mi boca el agua de tu lengua.
Te haría unos versos, florecida reina,
pero ya has de estar harta de poemas.
Serás otoño un día. Para que eso suceda
falta poco. Eres tan pasajera
como la mariposa, como el hombre, como la vida eterna.
Entonces me dirás: "¿Te acuerdas?".
Y los dos volveremos a ser la primavera.
AFA.