NO HA LLOVIDO.
Tal es el tema principal en la sobremesa después de la cena en el rancho del Potrero.
Aun así, un trago a su taza de té de yerbanís, otro trago a su copa de mezcal de la Laguna -la Laguna de Sánchez, Nuevo León-, don Abundio se las arregla para narrar una anécdota de doña Rosa, su mujer:
-Las muchachas de antes se asomaban al barril del agua de lluvia, pues pensaban que en ella verían la cara del hombre con quien se iban a casar. Un día Rosa me dijo: "Acabo de ver tu cara en el barril". Cuando se retiró fui a ver el barril. No tenía agua. Hacía seis meses que no llovía.
Reímos todos, menos doña Rosa. Masculla con enojo:
-Viejo hablador.
Don Abundio hace el signo de la cruz con los dedos índice y pulgar, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!...