San Virila salió de su convento una mañana. Iba al pueblo a buscar el pan para sus pobres.
En el camino vio a un jayán que apaleaba cruelmente a su borrico, sobre el cual había puesto una carga tan pesada que el pobre animal no se podía mover.
Una mujer le pidió al individuo que no tratara así al burro. El sujeto le respondió con términos groseros. Un hombre de la aldea intentó quitarle el palo. El desalmado tipo lo golpeó a él también.
Entonces San Virila hizo un movimiento de su mano, y los papeles se invirtieron. El desalmado tipo se volvió asno, y el pollino se transformó en hombre.
Todos esperaban que la bestezuela convertida en hombre golpeara al hombre convertido en bestia. No lo golpeó. Dijo:
-No soy tan burro.
Comentó San Virila:
-Es el primer milagro que no me sale completo.
¡Hasta mañana!...