El Señor se le apareció a un hombre. Le dijo:
-Has sido bueno. Te concederé un deseo.
Pidió él:
-Quiero ser cien veces más inteligente que cualquier hombre.
El Señor le cumplió el deseo y le dijo:
-Ve en paz, hijo mío.
Tiempo después el Señor se le apareció de nuevo al tipo. Le concedería otro deseo.
-Quiero ser mil veces más inteligente que cualquier hombre.
El Señor le cumplió el deseo y lo despidió:
-Ve en paz, hijo mío.
Pasó el tiempo, y de nueva cuenta el Señor fue con él para cumplirle un tercer deseo. Pidió el sujeto:
-Quiero ser un millón de veces más inteligente que cualquier hombre.
El Señor le cumplió el deseo y le dijo:
-Ve en paz, hija mía.
¡Hasta mañana!...