Se cumplen 50 años del crimen que acabó con la vida de don Eugenio Garza Sada.
Hombre por todos conceptos ejemplar fue él. Empresario humanista, fincó su vida y su obra en valores de elevado contenido ético. Alguna vez visité su casa, convertida en recinto dedicado a su memoria. Me conmovió ver su alcoba, conservada tal como él la tuvo en vida. Más que alcoba parecía una celda monacal. Habitación de reducidas dimensiones, en ella apenas cabía una sencilla cama, una pequeña mesa y una silla. En las paredes no había otra cosa que un crucifico que el ocupante de aquel modesto cuarto podía ver desde su lecho.
En el jardín miré los rosales que don Eugenio plantó por propia mano, y que años después de su muerte seguían dando rosas.
Ilustre mexicano, pensó siempre en el bien de su país. Sus trabajadores tuvieron en él un generoso empleador de quien recibieron incontables dones en los campos de la vivienda, la salud, la cultura y el deporte. Su obra educativa, inspirada en el humanismo, es perenne monumento a su memoria.
Don Eugenio Garza Sada merece el bien de México. Seguir su ejemplo es el mejor homenaje que se le puede tributar.
¡Hasta mañana!...