La noche del pasado jueves, en compañía de nuevos y buenos amigos, recordamos en las bellas instalaciones de las Termas de San Joaquín, en Paredón, Coahuila -gracias, Javier Arteaga-, al Filósofo de Güémez, entrañable personaje del folclor tamaulipeco.
Se le considera maestro de lo obvio. Ramón Durón, a quien tanto debe la cultura popular de Tamaulipas, dio a conocer hace años algunas de las simpáticas perogrulladas del Filósofo:
"Lo que de aquí p'allá es p'arriba, de allá p'acá es p'abajo".
"Árbol que crece torcido, no le pusieron palito".
"Si dos perros persiguen a una liebre, y el de adelante no la alcanza, el de atrás menos".
"Primero es el uno, y luego el dos. Pero en el 21 se chingó el uno".
Sin embargo, el Filósofo de Güémez tiene una frase que explica con meridiana claridad la situación en que nos vemos hoy por hoy los mexicanos. Dice así esa frase:
"Estamos como estamos porque somos como somos".
¿Verdad que esa sentencia no admite apelación?
¡Hasta mañana!...