HAY ÁNGELES DE LA GUARDA INEFICIENTES, COMO LOS DE LOS KENNEDY.
Otros en cambio, cumplen a cabalidad su labor protectora. El mío, por ejemplo, me ha arrebatado no pocas veces a la muerte, que me tenía ya en sus manos por causa de supinas imprudencias mías, como la vez que de niño trepé a escondidas por la escalera de caracol que conduce al campanario de la catedral de mi ciudad, y saqué más de medio cuerpo por un tragaluz a 20 metros sobre el suelo, pensando que había llegado ya a lo alto. Me habría precipitado al vacío de no ser porque mi ángel custodio me agarró por la pretina del pantalón y me jaló hacia adentro.
Escucho ahora, preocupado, que los ángeles guardianes se han puesto en paro indefinido. Tienen exceso de trabajo, se quejan. Las guerras, el terrorismo, las violencias criminales hacen que no puedan ya cuidar cada uno a una persona. Se necesitan por lo menos tres para velar por un solo hombre, y cinco para dar protección a una mujer.
¿Cuánto durará esa huelga angelical? Entiendo que es permanente.
Seamos cuidadosos, entonces. Ya no tenemos ángel de la guarda.
¡Hasta mañana!...