LLEGARON SIN ANUNCIARSE Y ME DIJERON:
-Fulano está en sus trece.
Les pedí que se presentaran.
-Yo soy alguien que está en sus catorce -dijo uno.
-Y yo estoy en mis doce -dijo el otro.
Les pregunté:
-¿Y hay algo de malo en que Fulano esté en sus trece?
-No, -contestaron-. Está en absoluta libertad de hacerlo. Pero insiste en imponer sus trece a mis catorce y a los doce de mi compañero. Eso es lo que nos parece mal.
Entendí la queja de los que estaban en sus catorce y en sus doce: cualquiera puede estar en sus trece, pero a condición de respetar el doce y el catorce de los demás. O el nueve, o el diecisiete, o el cuatro, o el veintitrés, o el...
¡Hasta mañana!...