(SAÚL RODRÍGUEZ)
En 1993, un grupo de mujeres decidió unir la fuerza de sus palabras en la región. Se trataba de autoras ávidas del quehacer poético, con versos a flor de piel y una gran necesidad de expresar sus sentimientos. La Asociación de Mujeres Poetas de La Laguna A. C., fue una iniciativa de la maestra Irma Beatriz Bermeo de Ortiz, fallecida hace ocho años.
Actualmente, la asociación es dirigida desde hace 10 años por la poeta María Blanca Domínguez Rocha e integrada por ocho autoras más: Marylola Vázquez Álvarez, Patricia Taboada Reyes, Irma Leyva Ramos, Antonia Priego Estrada, Adela Esparza Originales, Alejandra Yadira Ortega Molina, Mirna Soraya Salas Díaz y Teresa García Ruiz.
“Es un legado donde hacemos la invitación, porque hay muchísima gente que es talentosa, que sabemos que les gusta escribir y a todas ellas las invitamos. Hago la invitación a todas aquellas mujeres mayores de edad que les guste escribir o quieran compartir sus emociones, sus sentimientos”, expresa la maestra Domínguez Rocha en entrevista.
Para las mujeres de esta asociación, escribir consiste en un desahogo como amas de casa y trabajadoras, pues atraviesan por distintas situaciones causantes de la afloración del sentimiento. Su sensibilidad les permite plasmar en papel su visión sobre el ambiente o situaciones que experimentan en carne propia.
Con el motivo de celebrar su trigésimo aniversario, la Asociación de Mujeres Poetas de La Laguna A. C., tendrá una velada poética el próximo sábado 11 de febrero, en punto de las 17:00 horas, en las instalaciones de la Biblioteca José García de Letona, en la Alameda Zaragoza.
El evento contará con un recital de poesía por parte de todas las integrantes de la asociación, así como un número musical con la soprano Jacky Centeno y el tenor Ismael Rosales, y la participación de la artista plástica Alicia Serna Lafuente.
Quien también se integra a la entrevista es la poeta Mirna Soraya Salas Díaz, quien entre sus manos carga un ejemplar de una antología publicada en Argentina, en la cual se incluyen algunos de sus versos, y aprovecha para compartir su visión de esta práctica literaria.
“Para mí es un modo de vida. Yo no puedo vivir sin poesía, les comento a mis compañeras. Necesito mi dosis de poesía diaria para sobrevivir a esta cruda realidad. Sin poesía yo no sé qué sería de mi vida, ¡caería en la depresión y en tristeza!”, cierra la maestra Salas Díaz.
