(GUADALUPE MIRANDA)
La sorpresiva muerte de su hija a causa de neumonía, aunado a la falta de recursos económicos, obligó a Candelaria Crispín a mantener el cuerpo de su hija en su casa por cuatro días, hasta que logró juntar lo necesario con ayuda de conocidos y desconocidos que se unieron sin dudarlo.
Fue el sábado a las 2 de la tarde que su hija Mayela, de 37 años de edad y madre de tres adolescentes, falleció víctima de una neumonía generada por la diabetes que padecía y que, según su madre, desconocía.
Su partida se dio a dos meses de que falleciera su hijo José Luis, también de apenas 38 años de edad, de la misma enfermedad que su hija: neumonía.
En el caso de su hijo fueron sus amigos quienes la apoyaron para cubrir los gastos funerarios. “Él tenía 38 años, un año más grande que mi hija, él viajaba mucho y sus amigos me ayudaron a cubrir los gastos de él, yo no batallé ni nada”, dijo afligida la mujer.
Pero en el caso de su hija fue diferente. De un día para otro, su salud se deterioró. Debido a las complicaciones que presentaba, doña Candelaria llevó a su hija al Hospital General de Gómez Palacio, donde al día siguiente la dieron de alta, “porque les urgía la cama”, denunció la mujer, quien acusó al personal de no luchar por ella.
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