(GUADALUPE MIRANDA)
“Cuando el hambre aprieta hay que darle”, dice Jaime Martínez, quien llega a pasar siete horas o más bajo los intensos rayos del Sol que han generado temperaturas superiores a los 40 grados en La Laguna.
Desde hace 11 años, es “viene-viene”, como se les conoce a las franeleros o personas que ayudan a los automovilistas a encontrar lugar de estacionamiento y los avisan cuando pueden pasar para evitar un accidente.
Es a las afueras de un conocido banco de bulevar Miguel Alemán, casi esquina con avenida Victoria en Gómez Palacio, donde Jaime llega desde las 8:30 horas, tiempo en el que comienzan los clientes a llegar, y donde permanece hasta las 15:00 e incluso hasta las 16:00 horas para juntar lo necesario para sostener a su familia.

Para cubrirse de los intensos rayos y prevenir quemaduras e incluso cáncer de piel, sale de casa con un gorro o cachucha y por debajo, un paliacate y una franela para cubrir sus orejas y cuello. En el pecho lleva una camisa interior, una playera de manga larga y un chaleco para distinguirlo.
A Jaime se le puede ver en medio de la calle para ayudar a los automovilistas sin importar qué tan fuerte esté el calor.
Cuenta que cuando es un día malo, lleva a casa entre 200 a 250 pesos, gracias a las propinas que recibe de la gente agradecida. La que menos le da, le entrega uno o dos pesos, y los que pueden, le llegan a dar 10 o hasta más, unos simplemente se van sin ni siquiera decir nada, “de todo da la mata”, dice sonriente.
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