Marcelo debe andar como Hamlet: "Quedarse o no quedarse, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera política en Morena o armarse contra un mar de adversidades y optar por la salida. Ganar, triunfar, nada más...".
Debe estar sopesando sus opciones. El miércoles dijo "no nos vamos a someter a esa señora". Pero no le han cerrado las puertas en Morena. Al contrario, AMLO dijo al día siguiente que "quien quedara en segundo lugar tenía derecho a participar en el gabinete o ser dirigente del Movimiento de Transformación en el grupo de Morena y los aliados en el Senado de la República, algo que es mucho más importante...".
Marcelo sabía que iba a perder. Todas las encuestas serias así lo mostraban. Las cinco presentadas el miércoles por Morena mostraron resultados muy similares. Las preferencias ciudadanas no cambiaron gran cosa a lo largo de la campaña.
"En la encuesta, es Claudia la respuesta", se expandió por los muros del país. Llegó con ventaja, con el claro apoyo presidencial. Todos lo sabíamos. Claudia gastó mucho más recursos y la cargada estaba inclinada a su favor. Las anomalías en el levantamiento exhibidas por el equipo de Marcelo en nada alteran el resultado final. El problema fue la inequidad.
Marcelo, enojado por lo disparejo del piso, buscó un pretexto para romper. Para intentar echarle a perder la fiesta a Claudia. En parte lo ha logrado. En los medios ha habido más expectativa por las palabras de Marcelo que las de la ganadora.
Ahora supongo tendrá la cabeza más fría y estará calculando dónde le puede ir menos mal. La ventana para una candidatura independiente se cerró el jueves. Ganar la Presidencia desde Movimiento Ciudadano no es fácil. Su mejor escenario sería obtener 20 puntos. Si juega el papel de atacar a Xóchitl, sólo podría aspirar a ayudar a Claudia a ganar. También podría perder de forma catastrófica. Ahí está el ejemplo de Monreal en la fiesta de las corcholatas, quedando en sexto lugar. O el de Manuel Camacho quien, después de un berrinche tras el destape de Colosio, aceptó un cargo y luego formó su partido político con el que compitió en la elección del 2000. Obtuvo el 0.55 por ciento de los votos.
Pero muchos políticos sueñan con encantar al electorado y ganar desde abajo. Si Marcelo no lo logró entre las corcholatas, lograrlo contra Xóchitl se ve más complicado. Pero luego hay sorpresas. Pocos creían que Macron podía ganar la Presidencia de Francia o Trump la de Estados Unidos.
Marcelo tiene además un equipo al que proteger. Si busca irse a Movimiento Ciudadano, debe conseguirles espacio ahí. No los puede dejar en Morena a la quema de brujas contra los amigos del traidor. Tiene aún la alternativa: quedarse y negociar espacios en Morena. No sé cuánto estarán dispuestos a darle.
Está también el dilema para MC de recibir a un candidato de afuera y con tanto equipaje. Como escribió Jorge Castañeda, si alguien representa al político del pasado es Marcelo Ebrard. Tan distinto a la opción de cambio que pretenden construir en MC. Samuel García sí podría representar una cara distinta. Finalmente, para Dante Delgado, aceptar a Marcelo y a su grupo es poner en riesgo el control del partido.
Regresemos a nuestro Hamlet. Ya estuvo 3 años en el exilio, perseguido. Sabe lo horrendo que es no sólo perder el poder, sino estar desprotegido frente a las venganzas de los agraviados, por reales o inventados actos de corrupción. En ese sentido, sería mejor ruta ir al Senado y no romper con el gobierno.
Tiene una última opción: irse a apoyar al Frente y apostar por su triunfo. Eso le daría la mayor protección, aunque si pierde, desaparecería del mapa.
Complicado. Hamlet termina su monólogo, se refiere al suicidio, no hay que olvidarlo, así: "La conciencia nos vuelve unos cobardes (...), y empresas de gran peso y entidad por tal motivo se desvían de su curso y ya no son acción".
@carloselizondom
ÁTICO
Con la cabeza más fría, Marcelo debe estar sopesando sus opciones y calculando dónde le puede ir menos mal.