EL SINUOSO CAMINO DE LA COMPETENCIA ELECTORAL
Un largo camino ha transitado México en la búsqueda y consolidación de su democracia. Cinco etapas podemos identificar en la historia política de nuestro país. La primera en 1929 con la fundación del Partido Nacional Revolucionario, inspiración y obra de Calles, que construyó con la integración de las fuerzas partidistas regionales que había en el país, un partido invencible y con un rol central en la vida electoral mexicana, durante un largo periodo de su historia, anulando prácticamente los espacios para otras expresiones políticas. En 1938 bajo el régimen cardenista, el partido fortalece su carácter hegemónico pues el general michoacano amplía el presidencialismo y más tarde el PRI va a equilibrar la estructura sectorial y territorial con la representación y participación ciudadana que se mantiene hasta 1963.
La segunda etapa comienza con las reformas electorales que introducen la figura de diputados de partido en 1963, impulsadas por el presidente López Mateos y consolidadas por Díaz Ordaz años más tarde. En 1977 , López Portillo alienta una reforma para reconocer a los partidos políticos el carácter de entidades de interés público, instituyéndose el sistema mixto de representación política mayoritaria con el de representación proporcional. Fue una etapa que empujó hacia el pluralismo porque propició a los partidos facilidades y mejores condiciones para acceder al Congreso Federal y paralelamente, se registró un fenómeno de mayor participación opositora en los gobiernos municipales.
En este segundo periodo sufre el PRI un primer susto pues enfrenta una crisis que amenaza su calidad de partido hegemónico: las elecciones presidenciales de 1988 fueron y siguen siendo muy cuestionadas, pues se realizaron bajo la sospecha del fraude; acordémonos de la "caída del sistema".
Simultáneamente, y ¿por coincidencia?, en 1989 el PAN logra su primer triunfo electoral en una entidad federativa y se estructura un sistema de partidos con tres principales fuerzas políticas y otras minoritarias que, eventualmente, participan y buscan la permanencia mediante su registro.
La tercera etapa se caracteriza por un intenso periodo de reformas cuyo propósito es hacer la competencia electoral más justa y equitativa, etapa que arranca en 1990 y llega hasta 1996. En esta etapa se transforma el Panorama electoral de México, consolidando, con altas y bajas, la vocación democrática de nuestro país. En esta hora de la historia se da la escisión del PRI cuya consecuencia fue la salida en 1988 de personajes de primer nivel de ese partido, molestos con el método antidemocrático de Salinas de Gortari para la selección del candidato presidencial, como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, que se aglutinan en el frente Democrático Nacional que dio vida al Partido de la Revolución Democrática.
Así llegamos a la cuarta etapa: las elecciones de 2000 y 2006 en las que el PRI es desplazado de la presidencia de la República, dando paso a un periodo de alternancia protagonizado por el PAN en las personas de sus candidatos-presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón. En esta misma etapa se registra el regreso del Revolucionario Institucional que rescata la Presidencia con Ernesto Zedillo quien llega a Palacio Nacional accidentalmente, tras el lamentable homicidio de Luis Donaldo Colosio, ejecutado por el mismo poder.
Ahora estamos en el inicio de la quinta etapa en la historia de la competencia electoral. Es el 2016, año en el que Andrés Manuel López Obrador funda el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional, al que bautiza con el nombre de Morena, que adquiere a título personal, privatizándolo con ánimo patrimonialista; partido que arraiga en la población y con él se presenta como su candidato en las elecciones federales de 2018, y con dos intentos previos fallidos, López Obrador gana la presidencia de la República con una abrumadora mayoría de votos que obtiene como resultado de una campaña que basa en el combate a la corrupción, votación que le significa un sólido apoyo popular que se traduce en un enorme poder político que, como presidente le ha resultado difícil desempeñar adecuadamente, pues su triunfo lo basó en mentiras, engaños y promesas que sabía no iba a cumplir. Esta quinta etapa está todavía en transición y . . . ya veremos los resultados.