Al hacer referencia de un perro de gran belleza física, así como mencionar su extraordinario carácter, me atrevo a decir que "Charly", es uno de esos ejemplares dignos de elogiar, un Golden Retriver de tres años de edad, bello de líneas, con un sedoso pelaje dorado, excelente con los niños y obediente con los adultos, de carácter amigable incluyendo extraños, incapaz de ofender hasta con la mirada, poseedor de una mágica expresión combinada de inteligencia y bondad.
"Charly" llegó por primera vez a la casa de sus dueños a la edad de dos meses, desde pequeño afloraron los rasgos de su calidad genética, inmediatamente lo llevaron a la clínica para sus primeras vacunas sus dos pequeños dueños acompañados de su padre, como manecillas de reloj se encontraban siempre puntuales en las citas con el veterinario.
Pasaron los dos primeros años sin que se presentara enfermedad alguna, era común verle para su estética. Para su tercer cumpleaños apareció una pequeña masa irregular en la oreja derecha, el cual me dio un mal presentimiento por la velocidad de crecimiento, solicité al encargado quien lo llevaba para su atención, un estudio histopatológico para conocer el tipo de tumor con el que nos enfrentábamos.
Antes de los análisis, explique a sus dueños que era necesaria la extirpación, ya que probablemente se trataba de un tumor maligno por el crecimiento tan rápido. Se realizaron los estudios, y el resultado fue el de una infección ocasionada por bacterias, un diagnostico completamente diferente al que yo había dado desde un principio, no obstante no cambié mi opinión y seguí firme con realizar la cirugía como remedio, luego pasó lo más natural, cambiaron de veterinario.
También llegué a dudar del diagnóstico que yo había dado, recuerdo que esos días fueron estresantes, estaba "enfrentando" mi experiencia buena o mala, contra una ciencia exacta, la Histopatología, que es la encargada del estudio de los tejidos enfermos, me afligía que el cliente dudara de mi ética profesional, y perdiera la confianza solo por ganarme unos pesos más, al querer realizar una cirugía innecesaria, ya que los resultados del laboratorio claramente indicaba con su resultado, que únicamente con antibióticos se resolvería el problema.
Pasaron dos semanas y no supe de "Charly", un día al llegar a la clínica, cual fue mi sorpresa que se encontraba el perro dentro de una de las jaulas, el encargado dijo que no habían visto resultados con el otro doctor, y la señora le dijo a su esposo, que yo había sido el veterinario de siempre, y lo que yo decidiera estaba bien.
Se realizó la cirugía y guardé el tumor para cualquier estudio posterior, era del tamaño de un limón grande lo que supuestamente era una inflamación bacteriana, pasaron los días y cicatrizó perfectamente la herida, aún no pasaba un mes cuando llegó un sábado con otro pequeño tumor en el mismo lugar. A la siguiente semana el tumor había crecido mas del doble y no solamente se encontraba en la oreja, se había extendido hasta el cuello y a su alrededor. La velocidad de expansión y crecimiento era demasiado rápido, así que les dije que teníamos que extirpar la oreja completa y parte de la piel del cuello, aproximadamente treinta centímetros, la quimioterapia no respondía en lo absoluto.
Los dueños me sugirieron "dormirlo" si estaba sufriendo, su temperamento seguía siendo el mismo y conservaba el buen apetito de siempre, así que les dije que le diéramos otra oportunidad. Fue una verdadera lástima quitar esa oreja y junto con ella parte de la belleza que le caracterizaba, pero primero estaba la vida de "Charly". No pasaron los diez días en que habíamos hecho la siguiente cita para retirar las suturas, cuando aparecen nuevos tumores sobre el cuello.
Al hablar con los dueños muy consternados me indicaron que definitivamente lo durmiera, que seguían creciendo y formándose nuevos nódulos, no pude interceder a favor de mi paciente pues también yo había fallado con mis tratamientos y con la cirugía, tenían razón sólo le estábamos prolongando el sufrimiento.
Qué hermoso carácter de esta noble raza, obedecía ciegamente confiando en mí, todo lo tomaba a juego meneando alegremente su rabo, nunca se quejó, ni tampoco hizo el intento de morder al aplicar sus medicamentos.
Al llevarlo a la clínica para dormirlo definitivamente, esperaba muy tranquilo en la jaula, incluso el mismo se introducía al lugar de siempre como si fuera a un baño de rutina, al explicarle a mi asistente sobre la visita de "Charly" inmediatamente me dijo que continuáramos con la quimioterapia, incluso ella estaba dispuesta atenderlo y se haría cargo de la administración de medicamentos día y noche, pero que le otorgáramos esa última oportunidad, también ella le había tomado un gran cariño al noble Golden.
Los dueños accedieron, la doctora continuó con la quimioterapia un mes más, desafortunadamente los tumores se extendieron hacia el brazo, y por primera vez se dio por vencido, dejando de comer, aunque la cicatrización de las cirugías se encontraba perfectamente, el cáncer continuó prolongando.
"Charly" tuvo un final tranquilo, con mucho cariño a su alrededor, estoy seguro que se dio cuenta del esfuerzo y el amor que todos le otorgaron durante su vida. Ojalá y me hubiera equivocado en el diagnóstico, y todo hubiese sido una simple afección bacteriana.
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