Llevaron a "Capi" a consulta después de una semana de que empezó con los primeros síntomas de su enfermedad, pensaban que iba a sanar solo una vez más, pero lo vieron grave.
La última vacuna que le aplicaron fue de cachorro, ahora es un perro adulto que jamás se volvió a vacunar. La vacuna de rabia tampoco la tiene, aunque es gratuita en las campañas y la llevan a las colonias, se les complica llevarlo a tres cuadras de la casa porque no tienen tiempo.
La última desparasitación fue a los seis meses de edad, no saben que le dieron, fue un líquido suelto que les vendieron en la farmacia, porque el empleado sabe mucho. El mismo señor que les vende un alimento barato carente de nutrientes.
El verano pasado lo hirió otro perro y padeció de gusanos, la vecina les dio un líquido "buenísimo" y estuvo tres días postrado sin levantarse, pero se salvó.
Llegaron a la consulta con un perro resaltando sus huesos, se encontraba deshidratado, desnutrido, lleno de pulgas y garrapatas, en coma, al que no se le distinguía sus dientes por el sarro que tenia, con el pelaje lleno de nudos y obviamente sin esterilizar.
El veterinario logró que le dijeran a regañadientes lo que en casa le administraron del botiquín familiar, analgésicos, desinflamatorios, antibióticos, y aquel medicamento que les dio la vecina con que su perro se salvó, además del aceite quemado, ajos, cebollas, leche, y sabrá Dios cuantas cosas más.
En la clínica les explicaron lo que padecía su mascota y en qué consistía el tratamiento, su única respuesta fue: ¿Y eso en cuanto va a salir?
Lleva tres días la mascota luchando por su vida debido al abandono en que padecía, ahora van a diario a verlo, pidiendo que hagamos todo lo posible por salvarlo.
Al momento de pagar los honorarios, se molestan porque los veterinarios somos metalizados, sin vocación ni sentimientos. Y desafortunadamente cuando damos la noticia que la mascota falleció, los únicos culpables fuimos nosotros, proclamando a los cuatro vientos: "El veterinario mató a nuestro perro". Cuando en realidad le arrebataron la vida lentamente.
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