Ahora que estás por arrancar las últimas hojas del calendario, te das cuenta que este año que termina, te enseñó sin aspavientos la verdadera importancia de la vida, aún con tus viejos años.
Te enseñó que una silla vacía pesa mucho, que la ausencia repentina de un ser querido te hace entender que no todo es para siempre.
Te enseñó la verdadera cara de los amigos en momentos difíciles, te diste cuenta con quién cuentas incondicionalmente.
Este año difícil, te ha hecho ser agradecido con lo verdaderamente importante que has sabido valorar.
Ojalá te haya enseñado a abrazar fuerte, hablar de frente con la verdad, a contar hasta 100 y ser tolerante, a perdonar y a pedir perdón, a darte gusto, y aceptar que no todo tiene que pasar hoy y ahora.
Ahora que fenece el último mes del año, qué alivio es haberte perdonado a ti mismo, disfrutar ese café o aquella copa de vino que te debes, a convivir con los tuyos, y dejar de planear vehemente el futuro.
Vive un día a la vez, vive como quieras pero vive feliz, y siempre agradecido con la vida.
Para este año venidero no deseo nada… Lo único que quiero es que NO se lleve lo que ya tengo.
Que no se lleve el techo que nos cobija, el plato que nos alimenta, la risa de mis nietos, la unión de mi familia, la salud, el trabajo, la amistad, los abrazos, los "te quiero". Que no se lleve los sueños, ni los trocitos del corazón que lo forman cada persona que llevo ahí dentro.
Que este año que principia, regales a tu enemigo el perdón, a tu oponente la tolerancia, a un amigo tu corazón, a los niños el buen ejemplo, a todos la caridad, y para ti el respeto. Ser el hombre que Dios deseó que nos convirtiéramos cuando envió a su hijo a dar la vida por nosotros para iluminar el camino de los demás, con la bondad, el perdón y el respeto.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
