Estableció que tiene muchos familiares en los Estados Unidos. (RENÉ ARELLANO)
José Román, de 26 años y originario de Venezuela, acompañado de su esposa e hijo de tres años, relata que salió de su país hace tres meses y llegó ayer jueves por la noche a Piedras Negras; tras siete días en tren que tomaron en la Ciudad de México.
El hombre en condición de migrante detalló que desde hace un mes y medio ha intentado obtener una cita a través de la aplicación de CBP ONE para solicitar asilo, sin embargo, esto no ha sido posible.
"La verdad es que está muy fuerte la corriente, está demasiado fuerte, no se puede cruzar y las piernas se me congelaron", fue lo que manifestó José Román, quien intentó cruzar el río Bravo a la altura de la colonia Morelos.
Sin embargo, solo pudo avanzar un par de metros junto con otras personas, pero debido a la fuerza de la corriente y las bajas temperaturas, desistieron de ello y retornaron al lado mexicano; para buscar otro lugar por donde pasar.
Reconoció que la corriente está muy fuerte y consideró que un descuido al momento de cruzar y puede ser arrastrado. Detalló que él y su familia, así como otras personas llegaron después del grupo de entre 200 a 250 personas que cruzaron previamente a los Estados Unidos.
"Aun así vamos pa' arriba. Porque ya desde Venezuela, la selva, hace pocos países, queremos pasar pa' allá, eso es lo que queremos y en el nombre de Dios, vamos a pasar", fue lo que respondió José Román al preguntarle si tenían conocimiento de los migrantes que se han ahogado en el río Bravo.
Estableció que tiene muchos familiares en los Estados Unidos, quienes le dijeron que se fuera para allá, aunque no saben que se va a cruzar el río Bravo; piensan que se iba a cruzar de otra forma, por el Puente Internacional.
El joven venezolano refirió que en su país se dedicaba a la construcción, pero salió desde hace tres meses y dejó a su padre, a su madre y sus hermanos, aunque detalla que cuenta con tíos y primos en diversas ciudades de Estados Unidos.

"Duramos un mes pidiendo la cita y no nos llegó. Lo que pasa es que la hicimos grupal por los niños y no salió nada, todos los días la aplicábamos y la aplicábamos, y la cita nada. Decían que en grupo y metiendo a los niños salía más rápido, pero es cuestión de suerte", indicó José Román.
Aunque se encomienda a Dios para lograr su objetivo, reconoció que es complicado pasar por aquí con un niño de tres años, además de recordar que no pudo pasar porque la corriente lo jaló, porque la corriente está muy arrecha.
"Lo que pasa es que la situación Venezuela desespera mucho a uno. Y uno tiene un hijo pequeño y uno quiero que el niño estudie, que el niño tenga un futuro; en Venezuela nunca va a tener un futuro, yo no quiero que mi hijo sea delincuente. Yo quiero que mi hijo surja, que sea alguien en la vida, en Venezuela no, en Venezuela los estudios no valen nada, la delincuencia esta horrible, entonces no; yo pienso en mi hijo, porque yo ya estoy grande", indicó el joven venezolano.
Desde la orilla del río Bravo en Piedras Negras, José Román señaló que llegó al mediodía del jueves llegaron a la región norte, en el ferrocarril, el cual abordaron en Huehuetoca (Estado de México) y arribaron a esta ciudad fronteriza durante la noche.
Indicó que desde que agarraron el tren, tardaron siete días para llegar hasta llegar a la región norte de Coahuila, señalando que en el trayecto los bajó migración y tuvieron que correr; algunos corrieron al monte a otros los agarraron y se los llevaron.
"El cambio de clima es muy peligroso, nos puede dar una hipotermia, algo, muy peligroso, más para los niños. Vamos a ver que, vamos a esperar más gente para irnos todos juntos, pero de verdad que la corriente esta, no se puede ni pasar, me jalaba mucho; yo sabía que si me pasaba, la corriente me iba a arrastrar", dijo el joven venezolano.
Para concluir, José Ramón señaló que detrás de ellos viene mucha gente, pues desde ahorita viene gente en la selva, vienen miles de personas en la selva con niños y con la finalidad de cruzar el río Bravo para llegar a los Estados Unidos.