De la manera menos esperada, concluyó una inolvidable temporada para los Algodoneros del Unión Laguna, quienes cayeron en el sexto juego de la Serie de Rey, en su propia casa, ante los Pericos de Puebla, que lograron un campeonato que prácticamente nadie se esperaba, cuando inició la campaña. Lo de los Pericos es una auténtica proeza, con una nómina de pocas estrellas, pero mucho talento, experiencia en el beisbol mexicano y sed de triunfo, una combinación pocas veces vista, pero que esta vez dio un espectacular resultado.
Todo el mérito de la remontada de 3 carreras en la novena entrada, debe ser concedido a los bateadores de la novena poblana, que fueron pacientes ante un cerrador All – Star como Thomas McIlraith, negociaron bases por bolas, ejecutaron a la perfección un toque de sacrificio (cada vez más escasos en el beisbol actual) y fueron oportunos al tener hombres en posición de anotar, todo con una frialdad monumental, parecía por un momento que estaban jugando un duelo de pretemporada y no de Serie del Rey.
La derrota fue muy dolorosa para los entusiastas aficionados laguneros, todos pendientes de su equipo, llegué a recibir durante las transmisiones, mensajes y fotografías de espectadores del encuentro que lo seguían desde los Estados Unidos, Europa e incluso Australia, todos sabían de la importancia de esta serie, de los alcances que estaban teniendo sus queridos Algodoneros. Quizá el pensamiento popular fue “Pericos no es más fuerte que Monterrey, Tijuana y menos Dos Laredos, a los que ya les ganó Laguna”, probablemente haya en eso algo de cierto, pero el beisbol suele tener sus misterios y aquí nos lo volvió a demostrar.
Hace apenas unos días, en estas mismas tintas, la columna del estimadísimo y sumamente conocedor, Juan Antonio García Villa, enumeró las estadísticas en las que Unión Laguna superó a Puebla en ofensiva y defensiva, los Guindas fueron superiores prácticamente en todo, aunque sus lanzadores regalaron más bases por bolas, pero en esos términos, no habría manera de que perdieran los Algodoneros, pero la lógica muchas veces se esconde en el Deporte Rey y para desgracia de los laguneros, esta ocasión fue así.
Gracias a mi trabajo y a la condición de cronista del equipo para radio y televisión, tuve la oportunidad de entrar al dug out una vez terminado el juego, aunque siempre he tenido como filosofía que la intimidad del equipo se respeta, me veo en obligación de compartir que aquello fue un auténtico funeral, silencio para escuchar a quien hablaba, pero no más, se sentía una pesadumbre generalizada y sobre quien parecía pesar más en ese instante, era en Thomas, agobiado por lo sucedido. Eso demuestra el deseo real que tenía el equipo por ganar y al momento de despedirse, el comentario general fue “nos vemos el próximo año, para ganar”.
Hoy, todos están pendientes de lo que sucede en cuanto a movimientos, han llegado las primeras sorpresas y vendrán algunas más, conforme avancen las semanas, probablemente algunos lo tomarán para mal, pero sólo el tiempo nos dirá si son para bien; igual, como digo en la crónica durante la novena entrada, abróchense los cinturones. Que tengan excelente fin de semana y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
Aarón Arguijo Gamiochipi
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