"Razones para estar al mismo tiempo relajados y preocupados", escribió The Economist esta semana en su editorial. El levantamiento de cargos contra el expresidente, dice, ha fortalecido su estatus "como el principal candidato republicano, con un camino difícil pero plausible de regreso a la presidencia". Exploro algunas de las ramificaciones internacionales que ese fortalecimiento ya está teniendo.
1. America First (Estados Unidos Primero), Europa y la OTAN. El eje motor de Trump es la consideración de que EUA tiene demasiadas preocupaciones propias como para estar atendiendo los asuntos de otros países, peleando las guerras de otros, y/o pagando los costos que otros deberían de pagar. Por ello Trump tuvo incontables tensiones con sus aliados. Trump llegó a cuestionar el que EUA vaya realmente a defender a un miembro de la OTAN ante un ataque. Trump llegó incluso a considerar seriamente el retiro de Washington de esa alianza. Un potencial retorno de un presidente como él podría resultar en nuevas fracturas, en decisiones incoherentes con la política común actual, y en un consecuente debilitamiento de la solidez que hoy se observa. Putin lo sabe.
2. Las relaciones de EUA con Rusia. Trump admiraba a Putin, tenía una buena relación personal con él, compartía reuniones privadas y conferencias de prensa conjuntas, y declaraba que "todo era negociable-incluso Crimea" a cambio de sacar un buen acuerdo del presidente ruso. Obviamente Putin extraña mucho a una figura así.
3. La guerra en Ucrania. En 2019 y 20, Trump estuvo dispuesto a condicionar la ayuda militar a Kiev a cambio de favores políticos que entonces le eran importantes. Pero lo interesante es que hay un sector del electorado que le respalda en pensar que Washington está haciendo demasiado por Ucrania en este momento. Así que, con Trump al mando, quizás podríamos observar una enorme reducción en el apoyo estadounidense a Kiev, tanto económico como militar, y probablemente una mucha mayor presión para que Zelensky negocie o haga concesiones. Esto ya altera los cálculos actuales: Para Kiev es indispensable que sus contraofensivas tengan un éxito rotundo y veloz. Rusia, en cambio, considera que el tiempo está de su lado.
4. EUA-China. En lo general, podemos decir que en este tema Biden ha sostenido la línea de Trump. La guerra comercial se mantiene intacta. La guerra tecnológica sigue escalando. El apoyo a Taiwán por parte de Washington también. Los estilos quizás son diferentes. Aun así, es probable que un retorno de Trump al poder acelere incluso más las muchas áreas de conflicto que actualmente existen entre China y EUA.
5. Trump y Medio Oriente. Esta región fue brutalmente sacudida con la salida de Trump y el arribo de Biden. El actual presidente se distanció brutalmente de la monarquía saudí, y en estos días ha endurecido su postura ante Netanyahu. Paralelamente, Biden retomó las negociaciones con Irán para intentar revivir el acuerdo nuclear que Trump abandonó en 2018. Si Trump regresara al poder, podemos esperar, quizás, más repliegues de las pocas tropas de EU que quedan en Siria e Irak. Pero es muy probable que la línea más favorable de Washington con Israel y una línea más dura de Washington contra Irán regresen incluso con mayor fuerza, lo que reduce la capacidad que hoy Biden tiene para negociar.
En fin, los temas son muchos. A pesar de que un ejercicio como este se basa en escenarios que pueden o pueden no cumplirse, lo interesante y delicado, no está tanto en un futuro del que no tenemos certezas, sino en las afectaciones presentes, las decisiones que hoy cada uno de los actores tiene que tomar, cuando considera que el regreso de Trump no es descartable.
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