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¡Su majestad!

MARIANA GONZÁLEZ.-

¡Honor a quien honor merece! Sin duda, la edición 2023 de Wimbledon no pudo iniciar de la mejor manera que con el homenaje a uno de los mejores tenistas del mundo, a Su Majestad, El Reloj Suizo, a Roger Federer.

El nacido en Basilea un 8 de agosto de 1981 no necesitó presentación. Con el simple hecho de pronunciar su nombre, la Catedral del Tenis se rindió ante sus pies al ser recibido entre aplausos y ovaciones por miles de fanáticos luego de verlo pisar el Center Court del All England Club.

El tercer Grand Slam del año, destacado por su prestigio y como el más antiguo de los cuatro Majors, envolvió con toda su magia este gran y esperado momento, durante el cual se desencadenaron de forma inmediata un sinfín de sentimientos encontrados para quienes disfrutaron de la amplia trayectoria del ex jugador en el “deporte blanco”.

Dicho reconocimiento no es para extrañarse. Hay que recordar que Federer comenzó a escribir su historia en los Grand Slam justamente en Wimbledon 2003, cuando superó en la final al australiano Mark Philippoussis. Curiosamente este mismo torneo se convertiría en uno de sus favoritos –y la pista de hierba su mejor aliadaconsiguiendo el récord de ocho títulos que lo posicionan como en el máximo ganador (hasta la actualidad).

A la cuenta se sumaron un campeonato en Roland Garros, el del 2009; cinco en el Abierto de Estados Unidos; y seis en el Abierto de Australia, para ser dueño de 20 Grand Slam -primero en alcanzar tal cifra, por cierto-. Pero desde el 2018 dejó de sumar títulos tras una lesión de rodilla que lo dejo fuera de competencia y fue en el 2022 cuando anunció su retiro del deporte profesional despidiéndose en la Laver Cup de ese mismo año.

Siempre me pregunto, ¿quién iba a imaginar que ese jugador tan rebelde y voluble en sus inicios se convertiría en un ejemplo para muchos deportistas? Y aquí me atrevo a incluir sus más grandes rivales: Rafael Nadal y Novak Djokovic, el famoso “Big 3” que tanto nos ha hecho vibrar y poco a poco se va desintegrando para dar paso a un cambio generacional muy importante en el tenis.

En fin, podríamos pasar horas platicando del extenso palmares y los records de Su Majestad, entre ellos que alcanzó el número 1 del Ranking Mundial de la ATP durante 310 semana. Pero la grandeza de Roger va más allá de los números, pues lograba que amaras este deporte en cada una de sus actuaciones y hacía ver lo complicado como algo simple.

Por esto, no queda más que despedirlo con honores porque estadísticamente ya ha sido superado, pero la marca que dejó en el deporte a nivel mundial nunca podrá ser comparada ni mucho menos igualada.

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