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Sueños

YAMIL DARWICH

El sueño es un estado mental; cuando el subconsciente aflora para inducir fantasías que pueden ser agradables, haciéndonos despertar con una sonrisa y energía acumulada o desagradables -pesadillas- volviendo a la vigilia sudorosos, con el corazón acelerado, enojados y/o asustados.

De cualquier manera, es el cerebro que toma un descanso, disminuyendo su actividad eléctrica, que podemos constatar por medio del electroencefalograma, cuando los trazos "REM" se hacen manifiestos y observamos los movimientos rápidos de los globos oculares.

No confundamos el ensueño, estado entre la vigilia y el reposo.

Una parte del cerebro, llamada hipotálamo, controla el sueño y deja la oportunidad de descansar y auto repararse al cuerpo, incluido el sistema nervioso central; también hace aflorar recuerdos, muchas veces con el estímulo recibido con vivencias recientes; es un proceso aún poco comprendido, pero que nos hace bien.

Le pido me permita compartirle uno de esos sueños vívidos, tenido en los últimos años:

Me veo caminando en una población del medioevo, observando calles limpias, con empedrados uniformes que permiten deambular a grandes carrozas tiradas por corceles bien alimentados, transportando nuevos ricos cortesanos; observo carruajes elegantes, con encantadoras mujeres vestidas a la moda, charlando "chisporroteantemente"; y muchos carros de arrastre por mulas y caballos viejos que contrastan con los ricos, llevando mercancías varias.

De fondo se escuchaba la melodía "era un rey de chocolate…".

Las banquetas permiten a los transeúntes caminar seguros, sin temer violencia callejera, saludando cordialmente a desconocidos y afectuosos, regalándose besos y abrazos entre conocidos.

No hay temor, porque el Rey ordenó "abrazos, no flechazos" para que no exista delincuencia.

Observo niños alegres, jugando en las calles, felices, aunque casi no tienen clases en la escuela ya que los maestros están en reunión gremial, protestando o acudiendo al llamado de la corte; además han recibido la orden de no mortificar a los "educandos" insistiéndoles que aprendan, mucho menos dejarles tareas y, por ningún motivo, reprobarlos.

Asimilan el modelo educativo para el adoctrinamiento de estudiantes sobre la sabiduría del monarca y cómo evitar malas las influencias de los malvados aspiracionistas que sueñan destronarlo.

El Rey ha ordenado haya Seguridad Alimentaria y ha puesto al frente a uno de sus confiables súbditos; éste, celosamente, asegura no se pierda ni un grano de trigo, vegetales o carnes. Todo es repartido escrupulosamente entre los pobladores.

Ha declarado: "la producción de mis vasallos deberá ser protegida y, por ello, he creado un ministerio de seguridad alimentaria que asegure la atención a los agricultores". Aperos de labranza, semillas, fertilizantes y préstamos económicos, son entregados como adelanto al pago de cosechas y los campesinos esperan, ansiosos, la visita de su majestad para manifestarle su agradecimiento.

Para la buena y segura transportación, ordenó la construcción de caminos y puentes sólidos, ¡indestructibles! ... y cumplió. Los viajeros los transcurren felices, disfrutando paisajes recordando anécdotas contadas por los mayores del cómo habían existido maleantes que asaltaban, secuestraban y mataban, coludidos con guardias imperiales; anteriormente había ordenado desaparecieran de la vista algunas aspas de molino, por afear el panorama. Veo a un nuevo y enriquecido aristócrata declarando: ¡vamos bien!

Envió emisarios encabezados por su viceministro de salud, -héroe adorado en el reino por salvar numerosas vidas, particularmente de niños con cáncer- a visitar el Reino del Frío, donde estudiaron su sistema de salud pública.

Ahora, aquellos son segundos, siendo desplazados por el reino, gracias a los grandes logros de médicos, chamanes y comadronas -algunos isleños importados- que aprendieron, aplicaron y mejoraron aquel sistema.

Los alquimistas trabajaron obedeciendo al adorado patriarca y desarrollaron fórmulas mágicas, pócimas diversas, elixires varios y todo tipo de remedios, logrando que la primera causa de muerte en el reino fuera por longevidad y dado el caso, ordenó evitar todo sufrimiento a los ancianos. Las farmacias están repletas de medicamentos.

Herreros, comerciantes y todo tipo de obreros, agradecen a su majestad las facilidades que les da para producir y eufóricos expresan su felicidad gritándole a voz viva: "¡larga vida al Rey!".

El ejército, innecesario por la paz y tranquilidad del reino, ha sido reducido en número, consecuentemente disminuido su presupuesto, dineros que ahora se aplican a la salud y compra de medicamentos.

Los elementos restantes, asignados a vigilar fronteras, lograron exterminar a piratas y bandoleros que intentaban penetrar al reino de la eterna felicidad, pretendiendo vender pócimas venenosas, secuestrar, matar o robar.

Viendo al pueblo danzar de alegría me contagié de felicidad y… rodando… "¡me caí de la cama y me puse a llorar!" al constatar que lo mío era solo un sueño… nada más.

También he tenido pesadillas, como el de la malvada hijastra del rey, que al deponer su padre el trono, lo ocupó y, pretendiendo continuar haciendo realidad el sueño de éste, terminó por destruir al reino… pero esa es otra historia.

Usted, ¿en qué sueña?

ydarwich@ual.mx

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