Wilmer Tovar, migrante venezolano, manifestó sus sentimientos al encontrarse tan cerca y tan lejos. (Foto: RENÉ ARELLANO / EL SIGLO COAHUILA)
Con su hija en hombros, su familia detrás de él y visiblemente afectado, Wilmer Tovar, un migrante venezolano, manifestó sus sentimientos al encontrarse tan cerca y tan lejos a la vez de llegar a los Estados Unidos.
Y es que, el hombre en tránsito acompañado de su esposa y su hija, así como otra mujer adulta y tres menores de edad más, todos originarios de Venezuela; llegaron a Piedras Negras y, junto con dos hombres de Cuba, intentaron cruzar el río Bravo.

Con la voz entrecortada, a punto de las lágrimas, Tovar relató que algunas autoridades los han tratado bien y otras horrible; inclusive algunas les han pedido dinero para continuar y, por ello, le da miedo volver atrás.
Al encontrarse prácticamente en el río, el grupo de migrantes fue abordado por elementos de la Policía Preventiva Municipal, quienes les advirtieron de los riesgos de cruzar, particularmente por los menores que los acompañan.

Luego de algunos minutos, las personas en tránsito decidieron caminar por la orilla del río Bravo, a la altura de la calle Guerrero, y avanzar dos cuadras hacia el Puente Internacional número II; en ese punto los dos hombres originarios de Cuba decidieron cruzar y llegaron a la isleta que se localiza en la parte media del río.
Del lado mexicano, las familias venezolanas observaban y esperaban para ingresar y cruzar. Nuevamente fueron abordados, pero ahora por elementos del Ejército Mexicano, quienes les manifestaron nuevamente los riesgos.

Lo anterior, considerando el deceso de una niña en el río Bravo, durante la semana pasada, cuando intentaba cruzar con su madre hacia los Estados Unidos.