(ALE MORALES)
La semana pasada el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, a través de la coordinadora de literatura Nadia Contreras, me invitó a ser parte de una actividad titulada “Mujeres escritoras leen a mujeres poetas”. Acepté con gusto y preparé mi participación entorno al trabajo de una autora contemporánea radicada en Saltillo. Aquí desgloso algo de lo que compartí en la charla:
Esther M. García es una poeta valiente. No cualquiera deja que sus heridas sean atravesadas por la poesía. García piensa en el verso como una manera de hilar dolores. Su voz poética grita que está viva, y que a pesar de las grietas, o más bien, debido a ellas, su lírica ha podido ver la luz. Desde un abordaje estético, esta poeta revela dónde le duele y por qué.
El poeta lagunero Jorge ValdésDíaz Vélez me dijo en reciente entrevista que a la poesía nada humano le es ajeno. Eso lo entiende muy bien Esther, quien a expuesto, a través de su obra, que sufrió, como infinidad de mujeres, violencia de género y recalca en su propuesta literaria la consigna de no olvidar y sobre todo, logra plasmar con maestría los tiempos convulsos en los que estamos inmersos.
Ubiqué a Esther en el 2020, año en el cuál con el libro Arco de histeria. El libro negro, en el que diseccionó palabras para hablar sobre la violencia ejercida sobre el cuerpo femenino, mereció el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín convocado por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León.
Me enganché de su poética cuando leí lo que, en su constructo, era un poeta. Escribe: “Nadie sabecon exactitud qué es un poeta. En el principio se creía que era Dios, el gran mago; luego, el cuerpo mutó y se convirtió en el borracho, el suicida abrazado a un cangrejo. Todo poeta es hombre. Mentira. El poeta es un ser asexuado: alquímica quimera cabeza de mujer, cuerpo de hombre y extremidades de águila o buey”.
Esther M. García encarna la propia definición de un oficio del que se sirve para intervenir palabras a las que destaza para dejarlas reposar en carne viva sobre hojas en blanco. Tengo que escribir que esta autora no afronta a la poesía sólo desde el ritmo o a la métrica, no. Su visión, es más bien transgresora.
En su poema El poeta es el loco visionario, el carnicero, García describe lo que observa cuando piensa en la poesía: “Veo una víscera secándose al sol. Si yo pienso en un poeta, pienso en un carnicero.
El poeta desuella la piel de un poema, separa los pliegues rosados, los tendones. Tritura el hueso y saca la víscera (el verso), procede al despellejamiento parte por parte, sin dejar resquicio alguno. Ahora esa piel será de otro. Brillará en oro, la piel en el lector”.
Esther contempla entre los pliegues de sus versos la sangre que escurre y separa la carne para exponer temas que nos ocupan como sociedad. Su poesía se puede decir, entonces, tiene toques sociológicos. Y como ya mencioné se ha preocupado bastante por el cuerpo de la mujer, observado desde adentro y fuera.
Por ejemplo, sus poemarios Bitácora de mujeres extrañas y Mamá es un animal negro que va de largo por las alcobas blancas, son considerados por especialistas literarios como libros fundamentales para entender la lírica contemporánea en México, así como la violencia de género que se vive en el país. Otros temas que la inspiran son: la maternidad, la marginación y las relaciones de poder.
Desde que leí a Esther me quedó claro que se trata de una poeta a la que no le interesan las formas tradicionales, porque más bien piensa en la poesía como una herramienta literaria de infinitas posibilidades.En números, García tiene 36 años. Comenzó a escribir poesía a las 17, contabiliza 11 poemarios publicados, y 8 premios literarios. Otra cosa que puedo compartir sobre esta poeta, es que, es la autora intelectual del valioso proyecto titulado Mapas de escritoras mexicanas contemporáneas, una iniciativa tecnológica y cultural en pro de la equidad de género materializada a través de Google Maps. Se trata de un medio que difunde el trabajo de autoras de toda república.
La poeta está interesada en cada vez más mujeres vean a la poesía como un medio catártico, en el que nombrarse a ellas y a lo que les pasa por dentro, las hará existir.
Ante la pregunta “¿Qué es escribir?” la poeta responde: “Escribir: Verbo intransitivo. No necesitar un complemento. Andar por el camino solitariamente. Transitar las lindes del poema. Acariciar sus pliegues. Respirar su olor…”
Esther escribe sola, porque ella: es contenedor de poesía.
Querido lector, aprovecho esta entrega para invitarlo a acceder al universo lírico de Esther M. García, y ya en esas andadas poéticas ¿por qué no? Lo aliento también a usted a que contribuya a la vidacon un verso