(ALE MORALES)
Desde 1901 el Premio Nobel de Literatura es entregado cada año por la Academia Sueca a escritores y escritoras que sobresalen por sus contribuciones en el campo de las letras.
Un dato que refleja que en el universo literario tampoco se experimenta la paridad de género, es que a lo largo de 122 años tan sólo 17 mujeres han sido reconocidas con tal galardón, y aún más alarmante es que sólo siete de ellas poseen un alma poética. La última mujer poeta a la que se le otorgó un Nobel de Literatura fue a Louise Glück, quien fue reconocida en el 2020 “por su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual”, según se anunció en el acta deliberada.
Con esos números es claro que el Premio Nobel de Literatura no ha reivindicado, en ningún sentido, el trabajo de las mujeres poetas, esto, a pesar de que su lírica es necesaria para entender mejor nuestros tiempos. Lo pienso, y me entristezco.
Pero, lo que también entiendo es que mientras existan curiosos poéticos, (como yo) el trabajo de ellas en los terrenos del verso puede ser colocado en la jugada de los lectores, justo ahora es lo que intento. Ya hablé de Louise Glück, quien tras anunciarse ganadora del nobel, circuló y se popularizó mucho su poema titulado El deseo, que reza: ¿Te acuerdas de cuando pediste un deseo?/ Yo pido muchos deseos./ Cuando te mentí/ sobre lo de la mariposa. Siempre me pregunté/ qué pediste./ ¿Qué crees que pedí yo?/ No sé. Que volvería,/ que al final de alguna manera estaríamos juntos./ Pedí lo que siempre pido./ Pedí otro poema.
Wislawa Szymborska, es otra de las poetas que ostenta el Nobel, es polaca y lo mereció en 1996. Y fue gracias a esa distinción que los lectores del español tuvimos la inesperada oportunidad de descubrir a una de las figuras literarias más singulares y entrañables del siglo XX. La distinción la mereció por una poesía que: “con precisión irónica permite que los contextos históricos y biológicos salgan a la luz en los fragmentos de la realidad humana”. El Comité del Premio Nobel de Literatura mencionó, en su momento, que Szymborska “ha sido descrita como la Mozart de la poesía [...] pero en su obra también hay algo que podríamos asociar con la furia de Beethoven”.
A esta poeta la tengo en la mira desde el 2019, desde entonces trato de volver a sus versos, y es que desde el principio sus poemas me asombraron por su rara combinación de profundidad y ligereza, asimismo por una incisiva visión del mundo donde la ironía (a veces inmisericorde) jamás coquetea con el cinismo.
La naturaleza es uno de los tópicos principales en su poética y uno de los títulos que más disfruto es Despedida de un paisaje, que reza: “No le reprocho a la primavera/ que llegue de nuevo./ No me quejo de que cumpla/ como todos los años/ con sus obligaciones./ Comprendo que mi tristeza/ no frenará la hierba./ Si los tallos vacilan/ será sólo por el viento./ No me causa dolor/ que los sotos de alisos/ recuperen su murmullo./ Me doy por enterada/ de que, como si vivieras,/ la orilla de cierto lago/ es tan bella como era./ […]”
Hasta aquí puedo escribir que a lo largo y ancho del globo hay infinidad de poetisas haciendo contribuciones poéticas a esta vida ávida de lírica. Mi reflexión es que no necesitan ganar un Nobel para que merezcan ser leídas.
Querido lector lo invitó que explore en el mundo de la poesía femenina, es basto, tal vez infinito. No se pierda de su visión poética, y tampoco de contribuir usted mismo con un verso.