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Un día de izquierda y otro de derecha

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

No sé si es por la necesidad de construir una narrativa con la cuál invitar a un sector social que se identifica con los tradicionales conceptos ideológicos de "izquierda" o "derecha", por la insostenible necesidad de caer bien a todos cuando se está en campaña, o una simple respuesta al vacío que dejaron los partidos políticos que sostenidos en sus cascarones hoy no pueden presumir ni los principios bajo los cuales se construyeron. Pero lo que sí es cierto, es que no deja de ser curioso, confuso y aberrante, que los líderes de la derecha tengan que salir a decir que en el fondo son de izquierda, mientras que los líderes de izquierda estén arropados por los representantes de la derecha.

La izquierda regresó a la conversación. En América, por ejemplo, nunca se fue, pero luego del boom de la ultraderecha y la catástrofe económica y social que representaron los gobiernos de Donald Trump, Iván Duque, Sebastian Piñera y Jair Bolsonaro, quedó claro que la solución no era correr a los migrantes, militarizar, reprimir protestas, terminar con los programas sociales, despreciar el medio ambiente y apostar por una industrialización desmedida. Además, quedó claro que tampoco les interesó a estos gobiernos acabar con la corrupción, por el contrario, se multiplicó.

Gracias a ese miedo que representó el autoritarismo salvaje de la ultraderecha, llegaron al poder Petro, en Colombia y Boric, en Chile. Sin embargo, además de la camiseta de izquierda, durante sus campañas, ambos ondearon una bandera que aún no queda clara en términos políticos, tal vez etimológicamente sí, pero esa declaración de "progresistas", parece haber dado tanto resultado que ahora la usan por igual los aspirantes a cualquier cargo público sin importar el partido por el cual pretendan llegar al poder.

En México, la senadora Xóchitl Gálvez, quien aspira a representar el bloque opositor en la contienda presidencial de 2024, hace un esfuerzo permanente por mostrarse como una mujer de pensamiento de izquierda, así lo ha dicho pública y reiteradamente. Ha recordado sus batallas, sociales y legislativas, tanto mediáticas como en tribuna y territorio contra el peor villano de México, el PRI, aunque ahora tendría que ir de la mano con esa marca, por desprestigiada que esté. Se ha dicho progresista, entiéndase en términos políticos como pensamiento de centro izquierda, e incluso hace dos días dijo que si fuera presidenta no desaparecerían los programas sociales del presidente López Obrador.

Confunde un poco, al representar un bloque opositor integrado principalmente por militantes del PAN, por qué no defender un pensamiento de derecha, es legítimo e incluso le ha redituado en términos políticos. La senadora Xóchitl logró aglutinar cierta empatía con la oposición y hoy en día se desmarca de los demás aspirantes por mucho. Dejó atrás a Santiago Creel y Enrique de la Madrid. Como seguramente dejará muy atrás a Beatriz Paredes. Y pensando en un factor como la equidad, seguramente también la oposición abona el terreno para que la contienda sea entre dos mujeres.

La falta de contundencia ideológica también se da en el partido en el poder. En su más reciente gira de trabajo por la república mexicana, a Claudia Sheinbaum, la precandidata de Morena con mayor opción de ganar y a quien las encuestas cada vez ponen más lejos de sus compañeros, visitó Torreón, pero lejos de tocar base con los militantes de izquierda, su equipo de trabajo la arropó con militantes del PRI y del PAN, quienes hasta hace un mes hacían campaña por la alianza que le compitió a Morena en la gubernatura de Coahuila.

Nadie del equipo de la doctora Claudia preguntó dónde estaban los Coordinadores Operativos Territoriales, o aquellos fundadores de Morena que por cortesía merecían saludar a quien compartió con ella muchas batallas antes de que su movimiento llegara al poder. No, la escoltaron priístas, panistas y moreiristas, que ahora nadie se explica porque no están haciendo campaña con la oposición. No se sabe con qué objetivo se infiltraron en Morena y ahora andan pidiendo dinero a nombre de un proyecto de izquierda.

En fin, buscar un cargo de elección popular dejó de ser un proyecto político y pasó a ser un objetivo comercial, esos mercaderes de la corrupción que se hicieron millonarios en el PAN, y cuando pudieron se fueron al PRI para seguir haciendo negocio, voltearon a ver la izquierda ahora que fue poder, porque antes representaban la antítesis, los veían como apestados e incluso presumían con clasicismo su poder frente a los que en ese entonces hacían parte de partidos como el PRD y el PT. Pero ahora Morena parece ser tan democráticos y atractivo, que los tiene haciendo fila y buscando protagonismo, o impunidad tal vez.

Habrá que esperar que pasen los procesos internos, en ambos frentes, y esperar que tan claros son los discursos, más allá de la polarización en la que tanto se excusan unos y otros para justificar una falta de ideología, y esperar los proyectos de nación que nos presentarán las candidatas para apelar a la conciencia de los ciudadanos que, en un sistema democráticos, serán quienes en últimas tengan la última palabra.

@uyohan

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Escrito en: editorial Yohan Uribe editoriales

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