Una compañía al tratamiento
Es conocida de muchas maneras: tratamientos o medicina complementaria, medicina integrativa, medicina no convencional. No importa mucho cómo se le diga, sino conocer de cuáles se tratan y la manera en que ayudan a las personas. Podemos encontrar este tipo de tratamientos los de la nutrición, la fisioterapia, o prácticas como el yoga, que ayudan a disminuir síntomas del dolor o a tener recuperaciones más rápidas.
Mito 1: La medicina complementaria no requiere nada más
Como su nombre lo indica, este tipo de tratamientos deben usarse al mismo tiempo que los tradicionales, los que son recetados por médicos especialistas o generales. De esta manera, la medicina complementaria formaría parte de un tratamiento integral, que busca atender al individuo desde diferentes ramas de las ciencias de la salud
Mito 2: Los tratamientos complementarios carecen de evidencia científica
Es falso, ya que existe una rica literatura en varios de los campos de lo que es considerado como medicina complementaria. La fisioterapia y la nutrición se estudia en instituciones de educación superior, que en no pocas ocasiones tiene como requisito formativo la investigación científica.
Como con el resto de disciplinas, el respaldo en evidencia da certeza de la efectividad de los tratamientos, además de conocer en buena medida si existen efectos contraproducentes de los seguirlos.
Cabe mencionar, sin embargo, que comparado con la medicina tradicional, su evidencia científica es mucho menor, y todavía hay mucho trabajo por hacer para dar una mayor seguridad a los profesionales de estas disciplinas.
Mito 3: No se requiere ir con un especialista de este tipo de tratamientos
Como sucede con la medicina convencional, existen estudios que deben cursarse para ser un especialista en los tratamientos complementarios. Lo mejor es acudir, por tanto, siempre a profesionales de cada área. Si se necesita un tratamiento nutricional, un nutriólogo es el capacitado para otorgarlo.
Un local establecido, ser parte de una clínica, contar con todas las credenciales necesarias (título y cédula profesional visibles) y los comentarios positivos de otros clientes, son algunas de las banderas verdes que se deben tomar en cuenta al momento de elegir con quien ir. También hay casos que los especialistas trabajaban bien con otros, por lo que no es una mala idea preguntar por uno.
Mito 4. No tienen efectos secundarios
Esto es claramente falso. Es aquí cuando entra en juego la necesidad de ir con un especialista. No sólo es por la efectividad del tratamiento, sino para evitar posibles problemas que pueden venir de una mala práctica. Tan sólo por poner un ejemplo, una persona que haga el trabajo de un fisioterapeuta, sin tener la preparación y los estudios adecuados, puede lesionar a sus pacientes, y agravar no sólo sus problemas de dolores, sino de movilidad.
Mito 5. Se debe tomar en cuenta al médico de cabecera sobre estos tratamientos
Es cierto. El médico tradicional, el especialista, es quien debe llevar la batuta en cuanto al tratamiento que se debe llevar. Esto es lo recomendable debido a que tomar tratamientos sin dar conocimiento al especialista puede llevar a retrasar los resultados que se esperan o incluso tener efectos secundarios no deseados. Del mismo modo, es el médico quien puede tomar la iniciativa en otro tipo de tratamientos que pueden tomarse. Un diálogo nunca es mala idea.
Mito 6. Esta medicina tiene alcances limitados
Es verdad. Como todos los tratamientos, su efectividad va a depender del avance de los malestares, lo acertado de la práctica y la disciplina que se tiene al seguir las recomendaciones. Sin embargo, siempre es necesario tomar en cuenta que se deben desconfiar de todos los tratamientos que aseguran una recuperación inmediata o total, sobre todo de los padecimientos que son más complejos o difíciles de curar.