Vergüenza, secreto, miedo, estigma... todo esto pasa cuando hablamos de menstruación, un proceso natural que nos sucede a la mitad de la población mundial. Y a pesar de ser tantas y tantas personas las que tenemos un sangrado cada mes por alrededor de 35 años, hay niñas que llegan a su primera menstruación sin saberlo.
La ignorancia sobre el tema no está relacionada necesariamente con el nivel educativo o socioeconómico, pues la falta de información tiene que ver con un estigma generalizado.
Hace poco hablaba con Ana, la hija de una conocida, que ya tiene 15 años y tuvo su primer periodo hace unos tres años. Lo que me dijo me dejó muy sorprendida e indignada (sí, indignada): su "primera vez" le sucedió en casa de su papá (sus padres están separados) y ella no sabía qué hacer; de hecho, se asustó. Seguramente recibió esos cinco renglones en los que se trata el tema en el libro de Biología pero no registró que era ESO lo que le estaba sucediendo, así que reaccionó con temor. Acudió con su papá para decirle que había algo "raro" y él... con el terror, y, sí, la ignorancia que el tema le provoca, la mandó a que su nueva novia le explicara. Una novia que Ana no puede ver ni en pintura.
Así que esta jovencita fue acompañada en su primera menstruación por la nueva novia de su padre.
La menstruación es asunto de todos.
Según la primera encuesta Nacional de Gestión Menstrual llevada a cabo por UNICEF, Essity y Menstruación Digna México, "el 60 por ciento de las personas encuestadas declaró que, al momento de vivir su primera menstruación, tenían poca o nula información". En pleno 2023.
Como les decía, esto puede no causar mucha sorpresa pero a la vez, indignación, ya que las chicas al enfrentarse a algo que les asusta, causa pudor, dolor y muchas dudas, parecen estar solas.
La menstruación es asunto de todos, todas y todes. Las madres, las maestras, las hermanas, las tías, pero también los padres, los amigos, los directivos. Todos. Mujeres, pero también hombres. Así como le pasó a Ana, es común que un padre no sepa cómo tratar el tema por miedo pero también por no saber y es algo que tiene que cambiar. ¿Y cómo podemos hacerlo? Primero, dejando de verlo como un asunto "de mujeres". Dejarlo de ver como un asunto súper íntimo y vergonzoso y empezar a verlo como lo que es: un proceso natural que, de hecho, habla de la salud de nuestros cuerpos con útero.
Menstruar es un signo de salud y de estar creciendo. Las niñas merecen llegar a ese momento informadas, acompañadas, contenidas y sin vergüenza. Por eso, es importante que la educación menstrual les llegue a ellas pero también que en casa se hable con naturalidad, sin temor. Sin estigma.
Madres, pero también padres; profesoras, pero también profesores. Todas y todos acompañamos a las chicas para que se sientan más libres y seguras y poco a poco logremos quitarle el sello de secreto y de "malo" a un proceso por el que pasamos la mitad de la población. Porque menstruar es un asunto público, es un asunto de todos.
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