Hay 3,138 kilómetros entre Chetumal, la frontera al sur de México, y Ciudad Juárez, frontera al norte con Estados Unidos, el destino final de miles de personas en su mayoría de origen centroamericano que caminan estos kilómetros huyendo de los altos niveles de pobreza, violencia y desigualdad económica y social en sus países. En 2021, después de Estados Unidos y Alemania, México se convirtió en el tercer país con más solicitudes de refugio en el mundo, en donde destacan las solicitudes de mujeres.
Las mujeres constituyen aproximadamente un 20 por ciento de la población migrante en tránsito por México, de este porcentaje se estima que alrededor del 63 por ciento tiene entre 15 y 29 años, esto es: personas menstruantes. En el caso particular de las mujeres en movilidad, hablamos de una doble vulnerabilidad por su situación migratoria y por su condición de mujeres; ya que hay riesgos particulares para ellas a la hora de realizar el viaje (como son la violencia, extorsión, violaciones, maltratos verbales y físicos), además de la trata de personas con fines de explotación sexual. Paradójicamente, esos son los principales motivos que las orilla a salir de sus naciones de origen.
Además de esto, deben enfrentarse con la dificultad para gestionar artículos de salud menstrual, para recibir atención médica y resolver sus problemas de salud sexual debido a su nacionalidad y a su situación económica. El estudio "Necesidades y atención en la salud sexual y reproductiva de mujeres migrantes en México" elaborado en 2021 por el Colegio de la Frontera Norte y Population Council, revela la dificultad que han tenido las mujeres en su trayecto por México: la falta de acceso a insumos como toallas, tampones o simplemente paños limpios para gestionar su menstruación, la falta de espacios para bañarse o asear su área pélvica-genital, así como la falta de medicamentos para contrarrestar dolores menstruales. A su vez, reportan cambios en su ciclo y el flujo menstrual y algunas de ellas consideran al estrés como la causa.
Es necesario el conocimiento de estas características de las personas en movilidad por nuestro país, en particular para las mujeres y niñas; para su atención, procuración de derechos e inclusión social durante su estancia en México.
Las mujeres en tránsito migrante son agentes de cambio para su propio destino, el de sus familias y comunidades, les debemos más que un salvoconducto. Debemos visibilizarlas y hacernos conscientes de que están en nuestro país buscando una mejor vida es un primer paso. Dejar de estigmatizarlas y juzgarlas, podría ser otro más grande.
Desde Fundación Femmex buscamos acompañarlas al menos en sus menstruaciones para que las vivan de una manera más sana en su paso por nuestro país, ya sea con información, ya sea con donación de productos para gestionar su menstruación, ya sea por medio de estas letras. Sabemos que no es suficiente, pero es un comienzo. Les invitamos a que donen productos de insumos menstrual (toallas, medicamentos para el dolor, etc.) a refugios de personas en tránsito migrante y a que se unan a la causa de erradicar la pobreza menstrual en todas las mujeres y personas menstruantes de México, incluyendo las que transitan hacia lo que, ellas esperan, sea un futuro más seguro.
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