¿Por qué somos tan indiferentes a lo que nos pasa alrededor?
¿Por qué es más fácil hacerme como que no pasa nada, como que no es mi tema, cómo que no me afecta?
No nos hemos dado cuenta de que estamos conectado con el otro, que somos los mismos, aunque vistamos diferente, cambien nuestros colores, nuestras palabras, nuestras ideologías, nuestra fisionomía.
Somos migrantes, todos, y no nos hemos dado cuenta
El pasado 27 de marzo, murieron alrededor de 39 migrantes que se encontraban en el Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, México, en un incendio, ahogados, quemados, como si no valieran nada, frente a personas que no se inmutaron en ayudarlos, en abrir la puerta, simplemente indiferentes.
Días antes, en las costas de Túnez, murieron 29 migrantes de África subsahariana al producirse 3 naufragios, igual, abandonados a su suerte, sin que a nadie le importe, como si su presencia en el mundo fuera igual a nada.
Solo durante el año 2022, murieron alrededor de 900 personas tratando de cruzar la frontera de Estados Unidos sin documentos, y viene la pregunta obligada
¿Cuántos más morirán este año?, ¿Romperemos récord?
Mientras tú y yo leemos el periódico, vemos una película, vamos a la playa, o platicamos en familia, hay afuera, millones de personas movilizándose de país a país, siendo violentados sus derechos humanos, maltratados, ultrajados, violados, abusados física y psicológicamente y a nosotros, nos da igual, somos indiferentes.
El pasado noviembre del 2022, tuve la oportunidad de visitar personalmente varios albergues migrantes en Reynosa, Tamaulipas, estar rodeado de mas de 600, 700 personas al mismo tiempo, pidiendo un pan, buscando dónde dormir, algo de abrigo, llovía, ellos en chanclas, familias completas, niños sin vida, ellos contando que habían caminado desde Venezuela; que habían pasado la selva del Darien; que caminaron entre cuerpos sobre el río para continuar su camino; que habían dado a luz durante el trayecto y que, en el mejor de los casos seguían con su bebé hasta Estados Unidos, o tal vez sin él, y en el peor de los casos no llegaron para contármelo.
Pude observar personas sin "alma", había gente que no sabían ni a donde iban, lloraban al preguntarles la dirección, porque simplemente no la tenían, vi gente sin piernas, sin brazos, sin dientes, con muchos hijos, con poca ropa, con frío, con miseria, con tristeza, y nosotros… indiferentes.
¿Cuál creen que sea el impacto de esta situación en 2, 3, 10 años?, ¿Cuál es el impacto hoy?, ¿Qué pasará con las personas que logren llegar a Estados Unidos, o las que se queden de paso en los países de tránsito?, ¿Cómo vamos a solucionar los traumas que están viviendo ellos, que son muchos, incalculables?
¿Cómo nos afectará, a nosotros, los indiferentes?
Este no es un problema de país, ni de región, es un problema mundial, estamos viviendo la mayor crisis migratoria de la historia y… ¿nos da igual?
¿En qué momento perdimos la empatía, la sensibilidad?
¿En qué momento olvidamos la historia, el Holocausto, las guerras, la devastación?
¿En qué momento preferimos que mueran, encerrados, quemados, ahogados, aplastados? ¿En qué momento preferimos hacer negocio, dinero, tener poder?
¿En qué momento nos perdimos?
Yo soy migrante, vengo de una familia paterna que en tiempos difíciles decidió venirse de España a México, de familia materna, donde mi abuelo apostó todo al dejar la Chona, Jalisco, solo con una mochila y sin dinero a sus 13 años para llegar y hacer su vida en La Laguna, y yo, también emigré, primero a Europa, después al mundo.
Somos migrantes, yo soy migrante, y lo seguiré siendo, y seguirá pasando, y la gente seguirá cruzando la frontera, o las fronteras, eso nunca lo vamos a parar, lo que sí podemos parar es nuestra actitud frente al problema, frente a la situación, la indiferencia ante lo que observamos, ante lo que somos cómplices y no hacemos nada.
Ahora mientras escribo estas líneas, me estoy dando cuenta que la verdadera crisis, no es de los migrantes, es de nosotros, la crisis de los indiferentes, de los que están leyendo esta columna y no sienten nada, les da igual, y lo dejan pasar.
Somos migrantes, yo soy migrante, ¿y tú?
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