La menopausia ocupa horario estelar.
Los cambios hormonales y sus consecuencias acaparan las conversaciones de millones de personas que siguen el popular programa "La casa de los famosos", pero desafortunadamente no es motivo de celebración.
El climaterio y la menopausia son procesos naturales del cuerpo humano que al igual que la menstruación han sido estigmatizados durante siglos y el hecho de que se mencione con todas sus letras en el show televisivo más importante del momento sería una buena noticia si no fuera por la manera en que está siendo retratado.
El asunto es que Bárbara Torres, una de las participantes del reality show ha sufrido fuertes cambios de humor a causa de varias condiciones que la atraviesan: serios problemas intestinales, ansiedad y menopausia, pero es esta última la que se ha llevado los titulares.
Al tema le han dedicado un sin fin de espacios: segmentos completos de programas de espectáculos, columnas de chismes, cientos de videos en las redes sociales y miles de comentarios en cada una de estas publicaciones; sin embargo, al revisar todo este material lo que predomina es la ignorancia, la misoginia y el edadismo.
Es decir, la discriminación hacia las personas en menopausia abandono la esfera de lo privado para ser expuesto en televisión nacional y el universo digital.
Cientos de miles de personas se sienten con la autoridad moral para opinar y -des- calificar la conducta de la actriz en cuestión: que si exagera, que si es un peligro para el resto de participantes, que si se victimiza, que si es una irresponsable por aceptar participar en un proyecto así "en su condición", que si la está usando como estrategia para permanecer en el programa, que si una señora "de su edad" ya no está para esas escenas, que solo quiere llamar la atención, que si debería ser retirada del elenco "por su propio bien", que "parece loca" y un largo etcétera.
Una vez más el sistema patriarcal cierra filas para señalar a una mujer que dice algo que solía callarse y además, actúa en consecuencia. Una vez más el machismo cree que puede opinar sobre las decisiones que una mujer toma acerca de su cuerpo y su vida. Una vez más la sociedad cree saber lo que le conviene s una mujer, incluso, más que ella misma.
Una mujer que no permite que los cambios en su cuerpo frenen su desarrollo profesional.
Una mujer que no hace daño a nadie, pero incomoda por el simple hecho de ser lo que es: una persona de 52 años compitiendo de tú a tú con gente mucho menor que ella.
Una mujer que se sale del molde de lo que los estereotipos dictan.
Si la producción del programa y/o la industria que se alimenta de él no corrigen el rumbo, se desperdiciará una enorme oportunidad de hablar seriamente y masivamente acerca de lo que la menopausia es, lo que no es, lo que significa y lo que como sociedad tendríamos que hacer para garantizar una vida plena a las mujeres que la atraviesan.
Porque ya es hora de dejar de creer que ignorar es mejor que resolver.
Y ya quedó claro que no toda publicidad es buena publicidad.
Hoy el fenómeno de Bárbara Torres se debate entre dos mensajes:
1. El de una mujer que a pesar de los señalamientos se impone a los estereotipos.
2. Que las mujeres en menopausia, calladitas sí se ven más bonitas, o al menos, se ahorran la estigmatización.
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