Sentirse frustrado, enojado y un poco perdido en este mundo, es válido. ¡Sí! Es válido, porque no se puede, no se debe, tapar el sol con un dedo y creo que, para nadie es un secreto que la humanidad, ha evolucionado en muchas cosas pero al mismo tiempo, desde su existencia, de una u otra forma, ha conseguido la manera de involucionar también.
Sí, hemos evolucionado físicamente, caminamos erguidos, hemos avanzado en los últimos veinticinco años a nivel tecnológico lo que no se había hecho tal vez en cinco o diez siglos.
Sí, el mundo está lleno de información, pero le falta la esencia de lo que somos y hacia dónde nos dirigimos.
Hemos comprado la información y la tecnología a un precio altísimo.
Hemos dejado de tener los placeres más básicos que nos brinda ser parte de este planeta, observar los amaneceres o los atardeceres, observar un cielo estrellado, observar la naturaleza y a todos los animales, que viven y conviven en esta Tierra.
Hemos dejado de mirar hacia el cielo y permitir que las estrellas nos guíen, como hacían los antiguos, hemos dejado de comprender el significado profundo de un solsticio o un equinoccio más allá de las horas de luz u oscuridad que traen consigo, hemos dejado de comprender y de escuchar a los planetas, al sol, a los eclipses.
Hemos dejado de comprender lo que es importante, lo que es vital, hemos dejado de lado los abrazos, las sonrisas, lo que es verdaderamente importante, por cumplir horarios, trabajos, obligaciones y mil cosas más.
Vivimos abrumados por el tiempo, por las noticias (que en mi caso selecciono cuidadosamente y que no me da pena decir que el televisor de mi casa jamás se enciende para ver un noticiero).
Vivimos agobiados por las guerras sin sentido, por el poder, por la destrucción, por nuestro egoísmo.
Pero en medio de todo eso, el ser humano es mágico y creo que ahí radica la preferencia de Dios dentro de toda su creación.
Sí, podemos ser indolentes, egoístas, utilitarios, ingratos, calculadores, envidiosos, indiferentes pero también, en un abrir y cerrar de ojos nos podemos convertir en seres generosos, solidarios, empáticos, bondadosos, fecundos.
Sí, así somos los seres humanos, tenemos la combinación más extraña y exquisita del Universo, poseemos la luz de la creación dentro de nosotros, algunos le llamamos alma, otros le llamarán consciencia, pero lo cierto es que cada uno de nosotros se puede conectar con lo bueno o con lo peor que existe dentro.
Y para poder caminar en este mundo que a veces nos parece maravilloso y en otras ocasiones un chiste, necesitamos conocernos, perdonarnos y aprender amarnos de la misma manera que necesitamos conocer, perdonar y amar a los otros.
El día que podamos mirarnos en los ojos de los otros, dejaremos los juicios atrás, porque nos podremos observar en ellos también.
En los próximos tres años y medio la humanidad se enfrentará con sus mayores retos y uno de ellos será precisamente el comprender en toda la extensión de que todos los seres que habitamos este planeta esta co-nec-ta-dos.
Pero esa será otra columna, hoy solo quería hacer una pequeña reflexión sobre la humanidad, sobre la vida, sobre la existencia, a veces cortas a veces larga pero nunca suficiente y de todo lo que podemos elegir aprender mientras estamos vivos.
Es por todo ello que los invito a mi próximo Taller: El Viaje interior hacia la Serenidad: Con calma, con paz, viajemos juntos".
Sí, porque esta vida es eso, un viaje, un viaje que ni siquiera se acaba con la misma muerte, un viaje eterno de nuestras almas.
Serán tres noches en las que reflexionaremos profundamente sobre cómo mantener la calma y la paz en este mundo convulso, porque con todo lo bueno y lo no tan bueno, nuestra existencia vale el tiquete.
Espero que todos tengamos una semana especial, una semana en la que podamos aprender de nuestros errores y concederle a nuestra existencia la paz y la alegría que tanto merecemos.
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