Con un abrazo cerrado a Carlos Loret
La nota me entristeció y mucho. El Universal publicó los resultados de una investigación del Pew Research Center. Se trata de una de las instituciones más acreditadas que ha abierto brecha en muchas cuestiones de cultura política. No es partidaria, y vive de aportaciones de fondos de filantropía. La cabeza lo decía todo: "Uno de cada 2 mexicanos apoya la autocracia". Las investigaciones de cultura política florecieron con las "olas" de democratización que describió Huntington. La democracia parecía, en la versión inicial, un futuro casi obligado. La apertura a la globalización, los mercados, apoyaban los procesos de democratización. El asunto no fue tan sencillo, China llegó a desbancar el paradigma. Se podía ser un país abierto a los mercados y mantener normas autoritarias. Huntington publicó otro texto de brillantes ensayos -Culture Matters- en que rectificó.
La lección era dolorosa, pero evidente. La cultura democrática se cultiva desde las escuelas, el gobierno, desde la sociedad civil. Ella debe echar raíces profundas en los individuos, en las concepciones de la convivencia humana. Sólo así, no hay regresiones.
Hace unos meses, platicando con Rob Riemen sobre su nueva entrega, con enojo y desesperación, me habló de la nueva derecha holandesa. Para Rob se trata de nuevas formas de fascismo. Todas las lecciones del humanismo tradicional, toda la experiencia adquirida por la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial, se puede venir al piso. Jacobo Dayán publicó un espléndido libro República de Weimar. La muerte de una democracia vista desde el arte y el pensamiento (Taurus).
Pew recuerda el esfuerzo que se hizo desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas y desde el IFE-INE, para conocer la evolución de la cultura política y jurídica de los mexicanos. ¿Por qué respetar la ley, por miedo al castigo o por convencimiento del beneficio común que ello trae? La diferencia es todo. Detrás estaba la obra de Lawrence Kohlberg que fue pionero en esto.
México iba avanzando. La actitud hacia las minorías, la interpretación misma del papel de la ley. La pluralidad como puerta y garantía de libertad. Cuál era la función de la representación proporcional, discusión que nos remite a los años setenta. La división de poderes como garantía de conducción democrática y, claro, elecciones en ambiente de libertad y organizadas escrupulosamente por ciudadanos. Todos los países tienen modalidades menores, por ejemplo, cuando acudí al plebiscito en Chile, me asombró que varones y mujeres no votaran en el mismo centro de votación. En Estados Unidos, la diversidad de mecanismos de votación, por momentos, puede parecer caótica. Los funcionarios de casilla son pagados y nadie duda de ellos. En Cuba, la mecánica de las elecciones es perfecta, los resultados aparecen en pocas horas. El único pequeño problema es que el voto se realiza frente a un representante de los CDRs. Cero secrecía, uno de los grandes inventos de Occidente. Pero México, a tropezones, iba evolucionando.
Ahora son cada vez más los mexicanos que opinan que una autocracia, un gobierno sin interferencia del Legislativo o del Judicial, es "una buena forma de gobierno". La aprobación a la "mano dura", al autoritarismo, nunca desaparece, por desarrollada que sea una nación. La investigación en 24 países, muestra que México pasó de un apoyo a la autocracia de 27% en el 2017, al 50% en el 2023. La condena disminuyó del 67% al 48%, en tan sólo seis años.
Cuál sorpresa, si llevamos cinco años de bombardeo sistemático a los valores liberales que subyacen a toda democracia. Cinco años de amenazas a los periodistas, de ufanarse de las mentiras. Para algunos la cultura es algo evanescente, pero a la larga es una roca. Además de pobreza, ineficiencia, despilfarro, cerrazón, ahora aparecen las nefastas consecuencias de cultivar ideas autocráticas. No es coincidencia. ¿Otro sexenio de esto?