Davos, es una ciudad y comuna Suiza, del cantón de los Grisones, en el distrito de Prettigovia/Davos, círculo de Davos; con un poco más de 11,000 habitantes, anualmente recibe a jefes de estado y gobiernos, representantes de las transnacionales más ricas, jóvenes líderes de diferentes partes del mundo, medios de comunicación, algunos invitados especiales y "colados" que buscan fama, negocios, dinero o relaciones entre los ricos.
Durante cinco días, se reúnen a dialogar, escuchar datos, cifras vigentes, pronósticos y buscar propuestas de alternativas de solución; aparte y en privado, sesionan comisiones que discuten a lo que habrán de comprometerse públicamente políticos y empresarios.
Desde luego que todos los asistentes velan por sus intereses particulares, quizá, algunos pocos, tienen propósitos para el bien común, entendiéndolos como: terminar con las guerras, injusticias de naciones contra naciones, eliminar la pobreza que agobia a buena parte del mundo -África y Latinoamérica, por ejemplo- y proponer alternativas para la convivencia humana.
En este año han declarado como propósito: "reconstruir la confianza", entre todas las naciones y estuvieron dialogado sobre temas específicos.
Muchos son escuchados, aprovechándose para mostrar cifras aterradoras, como las muertes por hambrunas de los niños pobres: UNICEF dice que 2,700,000 mueren cada año; 17,000 menores a los cinco años y 8,500 por desnutrición o las consecuencias de ella.
Un tema que ha tomado especial fuerza y urgencia es la contaminación que está destruyendo al planeta, acabando sus especies animal y vegetal. El daño es grave; le comparto algunos datos: la ONU reporta que el 99% de los humanos respiramos aire contaminado; el 1% de los países más ricos contaminan más que el 50% de los más pobres. ¿Extraño?
Si se comprometieran los líderes responsables de la contaminación y cumplieran con los acuerdos, para el año 2050, podría combatirse entre el 40 y 70% del daño ecológico que ha dañado -muchos casos desaparecidos- al 90% de la diversidad, generando estrés hídrico. ¿Palabras al viento?
EL ENCUENTRO SE ENFOCÓ EN CUATRO TEMAS FUNDAMENTALES:
"1. Seguridad y cooperación en un mundo fracturado", reconociendo que cada día, las diferencias entre unos y otros favorecen la violencia: Ucrania y Rusia son ejemplos que, de fondo, tienen causalidad en las conveniencias económicas; China y sus vecinos, caso de Taiwán o las dos Coreas, viviendo en constantes estados de alerta militar; triste mencionar a Israel contra Palestina, muestra de la más terrible injusticia y abuso en la historia del mundo posmoderno, cuando la fuerza bruta ha suplido al derecho a vivir, con líderes rechazado toda sanción internacional, violando acuerdos anteriores, sobre no atacar a hospitales y sociedad civil, espacios que anteriormente parecían protegidos por el Convenio de Ginebra, aunque habrá que reconocer que frecuentemente, por mala intención o error humano/tecnológico, fueron violados.
"2. Crecimiento y empleo para una nueva era", cuando la tecnología ha presentado el enorme reto del desempleo, particularmente en los países pobres que maquilan para los ricos; el reto es tan grande que incluye parte de profesionistas y trabajadores especializados que, según Yuval Noah Harari, podrían llegar generar hasta el 60% desempleados.
Reconocen la necesidad de encontrar formas de hacer justicia y respetar los derechos de los más desprotegidos… ¿será?
"3. La IA como motor de la economía y la sociedad", sin duda un gran avance científico/tecnológico; el reto: que no profundice las diferencias entre pobres y ricos. ¿Cómo utilizar la inteligencia artificial en beneficio de todos?
"4. Estrategia a largo plazo para el clima y la energía", que incluye la tarea de encontrar como disminuir emisiones de los países desarrollados que, viviendo su estado de confort contaminan gravemente -aparatos de clima en empresas o refrigeradores de viviendas son dos ejemplos-.
Tras el acuerdo alcanzado, uno de los retos es descarbonizar la economía y brindar acceso a la energía limpia, los alimentos y al agua descontaminada, de manera segura y equitativa.
En cada reunión aparecen declaraciones de propósitos y acuerdos concedidos entre todos los asistentes; la triste realidad denuncia el incumplimiento de los mismos que, en las crudas estadísticas, no solo son desatendidos, además los violan descaradamente, haciendo que tales reuniones y hasta organizaciones como la ONU terminen por ser costosas e inútiles.
No dude: la condición humana tiene el lado negativo, que nos motiva a buscar poder y riqueza por encima del bien común; es nuestra parte mundana que no solo daña a la especie, también afecta y hasta destruye a animales y vegetales.
Ante la dolorosa realidad, solo nos queda esperar que haya una reacción positiva de los poderosos, que lleguen a entender que el sufrimiento de los desprotegidos fatalmente los alcanzará. Ahora, ya lo empiezan a sentir en carne propia con las invasiones de migrantes que, con justo derecho a defender su vida y la de los suyos, están amenazando sus fronteras. ¿Usted qué opina?
