Contra el rechazo de amplios sectores, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados es una terrible realidad y estamos a un senador de que lo mismo ocurra en la Cámara de Senadores.
Con el 54 por ciento de los votos de los simpatizantes de Morena y aliados, el régimen adquiere por vías extralegales la mayoría calificada, esto es más del 66 por ciento de los escaños en el Congreso lo que representa una bomba atómica a disposición del presidente en turno.
A partir del 1º de septiembre López Obrador podrá hacer y deshacer a su antojo en materia de reformas constitucionales. Dan por hecho que la reforma judicial se implantará en la primera semana de septiembre al gusto y capricho del primer mandatario.
Para colmo se confirma el evidente cohecho de dos senadores del PRD quienes de ser enérgicos críticos de la 4T se sumaron a la misma en cuestión de semanas. ¿Estará de acuerdo López Obrador en consumar la mayoría calificada en base a traiciones políticas y no por la vía del voto?
En septiembre, pues, se concretará la desaparición de siete organismos autónomos, se dará luz verde para que los militares tomen el control total de la Guardia Nacional y se dará rango constitucional a varios programas sociales implementados en este sexenio además de la controvertida reforma del poder judicial.
Son veinte las reformas constitucionales que propuso AMLO el pasado mes de febrero y que seguramente serán aprobadas si los morenistas logran sobornar a un senador más de la oposición.
Pero ya encarrerado el inquilino de Palacio podría agarrar valor y proponer más cambios a la Constitución incluida una nueva carta magna y la posibilidad de la reelección presidencial, muy al estilo de lo ocurrido en Venezuela cuando Hugo Chávez de un soñador demócrata se convirtió en un dictador hecho y derecho.
Con todo y algunos reveses políticos sufridos en las últimas semanas, López Obrador se ha dedicado a enturbiar las aguas y enrarecer el ambiente. Contra Estados Unidos y Canadá levantó las lanzas ante las críticas vertidas por ambos países a la reforma judicial.
El primer mandatario solicitó respeto a la independencia y soberanía de México, pero sin tomar en cuenta que una reforma al poder judicial también afecta a los países que integran el tratado comercial. Por respeto a ellos debió participarles tiempo atrás las iniciativas de ley.
Considerando la personalidad ególatra y narcisista de López Obrador, el último mes de su mandato -septiembre-podría convertirse en una pesadilla para los mexicanos toda vez que intentará por todas las vías proclamarse como el mejor presidente en la historia del país.
Por lo pronto anunció que su último informe de gobierno tendrá como sede el Zócalo de la Ciudad de México en donde seguramente lanzará a diestra y siniestra vítores para su gobierno y la llamada cuarta transformación.
En este contexto preocupa sobremanera la actitud dócil y complaciente de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, quien ha sido llevada por todo el país como si fuera la medallita de López Obrador y no la persona que el 1º de octubre se convertirá en la máxima autoridad de México.
Las ambiciones de poder del político tabasqueño son por demás excesivas e irracionales, intentar imponer sus caprichos en el último mes de su régimen resulta riesgoso e innecesario.En las últimas horas se ufanó de que el Tribunal Electoral de la Federación avalara la representación excesiva de Morena y sus huestes en la Cámara de Diputados y no tuvo empacho en afirmar que sus magistrados merecen un reconocimiento por resistir a las imposiciones de los "oligarcas corruptos".
Se trata sin duda del México al revés, si estuviera en modo opositor López Obrador estaría trinando contra el régimen en turno por imponer con camisa de fuerza una mayoría calificada en la cámara baja dejando a los partidos minoritarios sin voz y prácticamente sin voto.
Esperemos que surjan en los próximos días protestas firmes y efectivas que eviten el golpe de septiembre y que las reformas propuestas se discutan con mayor calma y prudencia a partir de octubre cuando inicie el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum.
Por lo pronto hay que decirle al inquilino de Palacio que se serene porque ni el país ni los poderes son suyos sino del pueblo mexicano.
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