Drama significa acción. Nuestra historia ha sido eso, una acción continua que nunca se acaba y que surge debido a un conflicto. Si no existe lo segundo, no se dará lo primero. En el drama hay un protagonista; en tu vida, tú lo eres; junto se da el antagonista, todos aquellos que se van a oponer a que logres tus objetivos. De los dos lados habrá personas y elementos que ayuden o se opongan a la solución de tus múltiples dilemas.
La vida humana se diferencia a la del animal por la conciencia que tiene el hombre de su existencia. Por lo menos, eso se supone, ya que lo ha expresado de múltiples maneras y el animal no. Además, el hombre cuenta con otras facultades, la capacidad de la ficción, la fantasía y el pensamiento intelectual. Podríamos agregarle las capacidades emotivas, como la de amar y la de odiar, y las volitivas, la voluntad.
A través de ellas, los cuestionamientos que se hace han tenido respuestas en múltiples planos, y el conjunto de todas ellas son el fundamento de lo que llanamente llamamos cultura. Por lo tanto, el hombre es un ser viviente que tiene cultura.
La acción, el drama, se desarrolla desde un principio hacia un fin. En el aquí y en el ahora, sé que soy; pero al mismo tiempo mi conciencia descubre que no fui y que posiblemente no seré. Nací y voy a morir. Una de las tantas preguntas que se pueden generar ante esta situación es: ¿Para qué soy?
En los tiempos antiguos, el hombre no contaba con las herramientas con las que hoy contamos para hacer ciencia. Eso ha sido cosa de los últimos siglos el querer responderse todo con la ciencia y ningunear los demás elementos culturales que han servido como respuesta, como lo es el mito.
El mito es una historia, un drama, que trata de explicar a la naturaleza y a la relación del hombre con ella. Todas las grandes culturas han tenido historias mitológicas muy ricas, nada lógicas. Eso vendrá después.
En el principio fue el mito y a través de él ya se representaban los principales elementos que van a inquietar a la humanidad como lo son el tiempo y el espacio. Los griegos inician su cosmos en la mitología con cronos y rea: el tiempo y la tierra. De ahí salieron los sucesivos dioses. En la biblia, lo primero que se crea es la tierra, a través de un proceso que dura 7 días.
La creación del espacio es para que el hombre more en él y la del tiempo circunscribe la vida desde un principio hasta un fin.
En términos modernos, podríamos referirnos al Big Bang y a partir de ahí a toda la evolución del universo donde el hombre ocupa un planeta muy pequeño que se llama tierra y morará en él durante un tiempo determinado y donde habrá de construir una civilización. Habrá un fin de los tiempos donde todo se acabará.
La mente humana se opone a que las cosas se acaben. Con la imaginación suple la deficiencia y entonces imagina una vida después de la vida donde obtendrás la felicidad o la desdicha según hayas pasado las pruebas que los dioses te impongan.
La misma concepción de dios proviene del mito. Sus características eran las humanas pero elevadas a múltiples potencias. Primero muchos dioses, a partir del animismo, hasta llegar a la concepción de uno solo.
Junto con el mito, se elaboraron los rituales que era la manera de comunicarse con ellos; y junto con los rituales comenzó a emerger la capacidad estética, y por medio de ella, las diferentes expresiones de la concepción del mundo. Una muestra son las pinturas rupestres como la de Altamira; otra la música y la danza, no podemos olvidar la escultura y por supuesto la arquitectura. Cultura, cultura y más cultura.
Cuando el mito y el rito evolucionaron produjeron las religiones. El drama fue mucho más elaborado. La acción se llenaba de sentido, contaba con una dirección, un lugar a donde llegar; pero para hacerlo, había que resolver una serie de conflictos. Triunfabas, serías feliz, fracasabas, serías desdichado.
Surgieron personajes como el líder, el rey, el mago y el sacerdote. Los primeros, dirigían a las comunidades, los segundos eran capaces de interpretar lo que se escondía detrás de la naturaleza y manejar los símbolos.