Tres sucesos han acaparado buena parte de la atención nacional en las últimas dos semanas y los tres no acaban de concluir y de ser cabalmente entendidos.
El primero fue la entrega al parecer pactada del capo de capos Ismael "Mayo" Zambada a las autoridades norteamericanas, el pasado 25 de julio.
Mientras al gobierno mexicano le pasó de largo el misterioso vuelo de una aeronave con Zambada y el hijo del "Chapo" Guzmán a bordo, las autoridades del vecino país, incluido el presidente Joe Biden, se regodearon con la sorpresiva captura de los reyes del fentanilo.
Fue muy penoso ver al presidente López Obrador y a su secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, balbucear y aceptar que Estados Unidos los ignoró en un suceso tan extraordinario.
La desconfianza de las autoridades yanquis hacia las mexicanas es monumental y quedó en evidencia una vez más la nula vigilancia aérea.
¿Cómo es posible que una nave fugitiva con tan peligrosos capos surcara el cielo azteca sin que hasta la fecha se sepa el origen y la ruta del vuelo?
Estados Unidos consigue un certero golpe en plena campaña electoral, sabe muy bien que con Zambada y Joaquín Guzmán López no concluye el poderío del cártel de Sinaloa, pero como los intereses económicos van por delante de seguro que buena parte de la riqueza mal habida del "Mayo" y sus secuaces quedará bajo custodia del tesoro norteamericano.
A su vez, Lopez Obrador se despide con un ridículo más en su haber y para colmo de los colmos no hubo balazos pero si abrazos en este episodio que hoy se reparten los jefes de la justicia allende de Bravo.
El segundo tema son las elecciones en Venezuela del domingo 28 de julio que a todas luces fueron ganadas por el candidato opositor Edmundo González Urrutia, pero la dictadura de Nicolás Maduro no está dispuesta a entregar el poder y por el contrario desató una oleada represiva contra los manifestantes que reclaman un fraude electoral.
De paso el Fiscal General de Venezuela anunció una investigación penal contra el candidato González y contra la líder de la oposición, María Corina Machado, porque solicitaron a las Fuerzas Armadas retirar su respaldo a Maduro y no reprimir las protestas.
México ha mostrado una vez más su afinidad con el régimen de Maduro cuando lo que se requiere es apoyar a la democracia que hoy languidece en varios países latinoamericanos.
Por último hablemos de los Juegos Olímpicos de París, justa deportiva que cada cuatro años muestra la grandeza deportiva y física de los atletas a nivel mundial.
Algunos incidentes menores no han logrado opacar las hazañas de estos seres humanos que con entrega, disciplina y coraje alcanzan sus enormes sueños.
México mejoró su desempeño en esta olimpiada, al momento de escribir este artículo sumaba cuatro medallas -dos del clavadista Osmar Olvera- y una quinta de plata u oro la tenía amarrada el pugilista Marco Verde.
Pero es evidente que estamos por debajo del potencial mexicano, en esta ocasión ni siquiera el equipo de futbol logró calificar.
Es tiempo de ciudadanizar al deporte para que los atletas dependan de las universidades, escuelas, centros locales y privados, y no del gobierno federal y sus dependencias.
El gobierno está obligado a dar apoyos económicos a los atletas con perfil olímpico, pero dejarlos libres y no manipularlos a su antojo.
Las medallas son de los atletas y de los mexicanos, no del gobierno como se pretende creer en cada competencia.
Así las cosas en estas dos intensas semanas.
