Políticos haitianos empezaron el miércoles a forjar alianzas en medio de una ola de violencia pandillera que obligó a cerrar al principal aeropuerto e impidió el retorno del primer ministro Ariel Henry.
Haití permanece mayormente paralizado, con escuelas y negocios cerrados e intensos tiroteos atribuidos a pandillas que controlan un 80% de la capital, Puerto Príncipe, donde varios cadáveres yacían en las calles.
Las bandas armadas han dejado un verdadero reguero de sangre desde que el jueves pasado.
En concreto, según un informe de la organización no gubernamental Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) con datos del 29 de febrero al 3 de marzo divulgado este miércoles, en ese período de tiempo al menos 6 policías y 2 comerciantes murieron a tiros, 9 comisarías fueron saqueadas o incendiadas, varias personas resultaron heridas de bala, había cadáveres esparcidos por las calles del departamento Oeste, donde está la capital Puerto Príncipe, y 21 oficinas institucionales fueron destrozadas.
Estas cifras demuestran la "amplitud del caos" que sufre el pueblo haitiano, una "situación de terror" que ha llevado a "muchas familias a abandonar sus hogares y a buscar refugio en otros lugares. .