Carolina también requiere fisioterapia, para mejorar su salud.
El tres de enero pasado salió Carolina, de su natal Venezuela. La ilusión de encontrar una mejor calidad de vida la hizo envalentonarse y dejar en Boconó, municipio de Trujillo, a sus tres hijos menores, a su familia, a lo que había construido a lo largo de más de 30 años.
Una travesía de siete países recorridos en autobús, tres días internada en los peligros que representa adentrarse en la selva Darién, que divide a Colombia y Panamá. La ruta pesada que significa llegar y cruzar México, subirse a la bestia, llegar a Coahuila, caerse del tren en Torreón. Gastar 12 mil dólares en su operación.
La ilusión de llegar a Tennessee, se esfumó con el dolor que le provocaron las fracturas de tres costillas y de las vértebras L1 a la L4. Postrada en la cama 33B del Hospital General, lucha por recuperar su salud después de dos operaciones, una de ellas de columna. Ahora, el sueño de darle una mejor calidad de vida a sus hijos, transmuta en recuperar la movilidad de sus piernas; en volver a ser la mujer fuerte que abandonó la tierra que le dejó de brindar frutos.
Ahora, en el calvario que padece, Carolina Vanesa León Ruiz, es la de poder sobrellevar la situación en la que se encuentra. Necesita pañales de tapete, medicamento para el dolor, pues en ocasiones el hospital no cuenta con, y por su medios necesita comprarlos, requiere de metrodinazol y paracetamol inyectable, así como apoyo económico.
El martes llegó su hermana Karina, de Venezuela, le otorgaron una visa humanitaria para poder atenderla en sus cuidados, también no cuentan con el recurso económico para poder mantener la alimentación de ambas.
Cualquier ayuda que se les pueda brindar, directamente en el Hospital General, preguntando por Karina o Carolina.