¿DE DÓNDE VIENE ESTE SUEÑO QUE ALGUNAS NOCHES SUEÑO?
No sé qué sueño es, ni si es un sueño. Sólo sé que cuando despierto sé que lo soñé.
Ni me alegra ni me entristece. Es como casi todas las cosas de la vida, que no dan alegría ni tristeza, sino sólo vida. No significan nada, y si alguien les quiere hallar sentido no les encontrará ninguno. Tampoco lo tienen casi todas las cosas de la vida.
¿Qué sueño, entonces, cuando este sueño sueño?
No tiene forma, ni posee formas. Es como un sueño. Y los sueños sueños no son.
Alguna noche soñaré quizá que estoy soñando, y entonces soñaré ese sueño. Quizás en ese sueño sabré qué sueño es ése.
Mientras tanto seguiré viviendo.
Esto es decir que mientras tanto seguiré soñando.
PRIMERA VINÍCOLA DE AMÉRICA
Hace 430 años (en 1594), el rey Felipe II concedió a la Compañía de Jesús la autorización para colonizar y evangelizar la provincia de La Laguna. La historia de Parras de la Fuente, Coahuila, parte de esa provincia, inicia en 1568, tiempo en el que los primeros españoles que llegaron a la región encontraron una tierra semejante a un oasis, con manantiales de agua, vegetación y vides silvestres nativas.
"El poblamiento en la zona de Parras se inició hacia el año de 1578. Nueve años más tarde se produjo una colonización más estable. Sin embargo, no fue hasta el 18 de febrero de 1598 cuando el capitán Antón Martín Zapata fundó Santa María de las Parras, la cual estuvo habitada por indios tlaxcaltecas", según lo señala la página electrónica del gobierno de México.
En ese oasis lagunero, los jesuitas Juan Agustín de Espinosa, Jerónimo Ramírez y Francisco de Arista establecieron la Misión de Santa María de las Parras, en donde encontraron las condiciones ideales para el cultivo de la vid; utilizaron las uvas nativas para, a los pocos años, elaborar el primer vino de la región.
En marzo de 1524 Hernán Cortés decretó que todos los españoles que vivían en el país debían plantar, anualmente, mil viñas españolas y autóctonas por cada cien indígenas que tuvieran a su servicio. Don Lorenzo García solicitó al rey de España que le otorgara tierras para plantar viñas en Santa María de las Parras, y en 1597 se las concedió; él fue el primer productor de uvas para la elaboración de vino y brandy en América. Así nació la Hacienda de San Lorenzo, en donde se producían casi todos los vinos que se consumían en la Nueva España. En 1893 don Evaristo Madero compró la hacienda y fundó ahí Casa Madero.
Desde 1597, la vinícola más antigua de México y de América, ubicada en el Pueblo Mágico de Parras de la Fuente, Coahuila, ha logrado una excelente calidad en sus vinos, misma que la ha hecho acreedora a más de mil reconocimientos y medallas nacionales e internacionales, lo que la ha posicionado como una de las mejores del mundo. Exporta sus productos a casi treinta países y, además, en 2012 recibió la certificación que reconoce a Casa Madero como el primer viñedo orgánico y de mayor tamaño (con 77 hectáreas de vid orgánica) en el país.
Para terminar, la calidad de los vinos producidos en estas tierras son un gran orgullo para Coahuila y para México, y siempre es un placer brindar con un 3V, con un 1597, con un Casa Madero Gran Reserva o cualquiera de sus vinos blancos, tintos y rosados. ¡Salud!