COLORES Y LOGOTIPOS; POLÍTICA ENGAÑOSA
En México, la política como práctica y actividad social ha estado monopolizada por los partidos; éstos, en ejercicio de las facultades, que les otorgan la Constitución Política y las leyes secundarias de manera común y normal, que toman las decisiones a nivel de cúpulas, o con simulaciones seudodemocráticas, en materia de designar a quien o quienes serán sus candidatos para un cargo de elección popular.
Con este sistema, hasta hace relativamente poco tiempo estaban cerradas las posibilidades para quienes quisieran incursionar en la política sin estar afiliado o ser militante de algún partido, se hablaba entonces de una "partidocracia", porque eran las agrupaciones conocidas como partidos política políticos, los que tenían en sus manos el control de los hilos de la praxis política.
Ante el deterioro del sistema de partidos, éstos dejaron de tener la credibilidad y la confianza de los electores, los que buscaron otras alternativas que propiciaran la participación ciudadana en el ámbito de la política electoral, surgiendo así en el sistema político mexicano, las candidaturas independientes.
En el proceso de consolidación de la democracia en México, se advierten dos hechos trascendentales: por un lado, el surgimiento del pluralismo político y la competencia electoral; y por otro, la falta de aceptación de la ciudadanía por todo lo que implica y "huela" a política.
Miles de mexicanos comenzaron a señalar, al principio de manera tímida, pero después abierta y valientemente, lo inconveniente del sistema de partidos, por injusto y discriminatorio, dando la lucha en la calle, en las organizaciones sociales, en los cuerpos legislativos, en las instituciones académicas, en los organismos electorales, pues resultaba violatorio de los derechos que la Constitución concede a los ciudadanos mexicanos: participar en política, votar y ser votado.
La crítica ciudadana hacia este sistema surge cuando se hace evidente el alejamiento entre lo que representan los partidos y la realidad sociopolítica, además del el elevado costo que representa para el Estado su asistencia y mantenimiento , a través de las prerrogativas que la propia ley les concede; incluso se tenía la percepción de que no daban cumplimiento a lo que dispone la fracción I del Artículo 41 constitucional que los obliga y faculta a promover la participación del pueblo en la vida democrática, a fin de contribuir a la integración de la representación nacional y hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público.
Es oportunidad de narrar aquí la conversación que sostenían dos empresarios, uno exitoso y otro fracasado: "Se quejaba éste de no haberle ido bien en sus negocios, atrapado por las deudas y sin recursos para pagar el sueldo a sus trabajadores; le pedía consejo a su amigo que se decía un triunfador. Sin pensarlo mucho le dice al fracasado: "No seas tonto, si quieres salir de apuros, organiza un partido político y hazte su presidente".
Hoy tenemos un panorama que nos presenta dos situaciones relevantes. Una severa problemática en varias áreas del gobierno, como seguridad pública, violación ad los derechos humanos, crimen organizado en ascenso, procuración e impartición de justicia, y otro igual de serio, escaso crecimiento económico y simultáneamente la incompetencia de los liderazgos políticos y la descomposición interna de los partidos que dominan la vida pública nacional.
Además de la terrible corrupción, de la alarmante inseguridad pública, del evidente estancamiento económico y los obstáculos para un efectivo desarrollo democrático, hay algo todavía más grave: la descomposición de la clase política, la degradación de la vida pública y del ejercicio gubernamental, dando como consecuencia la descomposición de las instituciones.
Lo bueno es que hoy la gente ha alcanzado un alto grado de politización que le permite visualizar perfectamente la distinción entre personas y partidos, entre los colores, logotipos y "slogans" publicitarios de las organizaciones políticas y los rostros de las candidatas. Hoy los electores votarán más por las características particulares de las "individuas" postuladas, que por los colores del partido o coalición de partidos que las postulan: candidata sí; partido no. Recuérdese que la gente votará por los rostros, no por los logotipos.
Manuel González Oropeza, maestro constitucionalista y miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en su trabajo elaborado sobre el tema que se aborda en este Panorama, apunta: "Uno de los principales elementos en cualquier sistema electoral, es la definición de candidatos. El ciudadano cuando acude a las urnas, por regla general, vota por candidatos o candidatas. Sin embargo, en el diseño de los sistemas electorales varía la respuesta que puede darse a las preguntas: ¿quién propone a lo (a)s candidato(a)s? y cómo un ciudadano se convierte en candidato (a).
El desprestigio de los partidos , de sus burocracias está presente. Sin embargo, hoy por hoy, son los propios partidos los que tienen el monopolio de las candidaturas, de la definición de posiciones, en fin, de la representatividad política. Este monopolio ha ido desapareciendo paulatinamente, lo que ha propiciado las candidaturas independientes.
r_munozdeleon@yahoo.com