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PEQUEÑAS ESPECIES

EL ENCANTO DE LA VEJEZ

Que rápido se fue la vida, que el alma no alcanzó a envejecer al mismo tiempo que el cuerpo atardecer, sin darnos cuenta se acumularon los años, los anteojos y el bastón se hizo obligación, llegando al mismo tiempo que la merecida pensión. En un santiamén pasaron los años maravillosos de mi familia unida y feliz, y al emigrar los hijos algo extraño sucedió, los colores perdieron su brillo, las ilusiones y las risas enmudecieron, por primera vez vimos nuestra edad en el espejo, sin darnos cuenta la rutina invadió nuestro hogar, dejando pasar el encanto de la vejez.

Entonces algo maravilloso aconteció, llegó el milagro más grande de la vida, la dicha eterna de ser abuelos, ahora entiendo porque de viejos gozamos de ese privilegio. Al llegar los nietos, regresa la juventud olvidada, vuelve a florecer toda esperanza de vida, les damos los besos que tal vez no les dimos a nuestros hijos, y nos dan los besos que quizá ya nadie nos da, se vuelve a encender la llamarada eterna del amor que nos juramos al momento de casarnos en aquella pequeña capilla. Hoy la felicidad nos irradia, la esposa que me ha tolerado en las duras y en las maduras, ahora es la abuela consentidora, baluarte de la familia, formadora de dos generaciones, que lleva a sus nietos en brazos por momentos, y para toda la vida en el corazón.

Los nietos son el bálsamo al dolor, la sonrisa de nuestros quebrantos, el sueño a los insomnios, la calma a las angustias, la razón de nuestra existencia, la fuente de la juventud, la alegría de las mañanas, el olvido a las enfermedades, y la promesa de despertar al día siguiente.

Queridos nietos, Orlando, Alejandro y Luciana, siempre serán para sus abuelos nuestros pedacitos del alma, a esta edad la única misión en la vida es consentirlos y quererlos, regaños y castigos no nos corresponde, los dejamos a sus padres que ya tuvieron bastante con nosotros, es por eso que con los nietos enmendamos nuestros viejos errores.

Sabemos de antemano que ya no estaremos dentro de unos cuantos años, qué más podemos desear que verles convertidos en personas de bien, aunque estamos seguros que así será, porque llevan en su corazón la felicidad de una bella familia, y los valores de sus padres, que inculcaron sus bisabuelos a sus abuelos.

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