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Urbe y Orbe

'Prepararse para un escenario de guerra'

ARTURO GONZÁLEZ

La advertencia que da título a este artículo no la hago yo. La hizo hace unos días en Berlín Rob Bauer, presidente del Comité Militar de la OTAN. Entre otras cosas, dijo: "las empresas necesitan estar preparadas para un escenario de guerra y ajustar sus líneas de producción y distribución en consecuencia". La advertencia coincide con noticias que llegan desde los países nórdicos en donde los gobiernos han actualizado y distribuido entre sus ciudadanos manuales sobre cómo actuar en caso de guerra u otras situaciones de crisis. En los últimos días dos palabras se reproducen con insistencia en medios y redes: guerra mundial. ¿Es un disparate pensar que el mundo pueda adentrarse en un ciclo parecido al vivido entre 1914 y 1945? Mi reflexión es que ya estamos dentro. Vivimos un nuevo proceso de crisis global multifacética.

Desde Europa Oriental hasta Asia Pacífico se extiende un arco de conflictos y tensiones del que participan de forma directa o indirecta potencias regionales y mundiales. Más o menos las mismas en todos los casos. El punto crítico en Europa del Este es la guerra de Ucrania, que se encuentra en una nueva escalada debido a la autorización que EUA y sus aliados dieron a Kiev para atacar territorio ruso con misiles de mediano alcance fabricados en Occidente. La respuesta de Moscú vino rápido. En el papel, el Kremlin actualizó su doctrina nuclear para considerar el bombardeo con armas nucleares contra potencias que ayuden a un tercer país no nuclear a atacar Rusia con misiles. En el campo de batalla, el gobierno de Vladimir Putin ordenó por primera vez el uso de un arma hipersónica contra un objetivo en Ucrania.

En la guerra de Ucrania casi todas las líneas rojas se han cruzado. Se trata de un conflicto regional de alcance internacional. Tropas norcoreanas y posiblemente milicias yemeníes hutíes se alistan para pelear junto a las fuerzas rusas. Bielorrusia, Irán y Corea del Norte brindan apoyo militar y logístico a Moscú. China respalda a Rusia política y económicamente con diplomacia, comercio y suministros. Del otro lado, sin el apoyo de la OTAN, Ucrania no hubiera podido resistir. La guerra ha entrado en la fase de desgaste, aquella en la que se ensayan acciones más temerarias para alterar el statu quo y en la que los errores de cálculos son más peligrosos.

Alrededor de la guerra de Ucrania orbita una serie de tensiones que complejizan el escenario en Europa. Dos cables submarinos de fibra óptica que comunicaban a Lituania y Suecia y a Finlandia y Alemania, fueron cortados deliberadamente en un acto que los países afectados han calificado como sabotaje. Las sospechas principales caen sobre dos actores: Rusia y China. Lituania ha expulsado ya a tres diplomáticos chinos y Alemania ha denunciado públicamente actos de "guerra híbrida" por parte de Moscú.

Mientras tanto, en otras zonas del espacio exsoviético se libra una batalla política por el control gubernamental entre fuerzas europeístas pro occidentales y facciones ultranacionalistas filorrusas. Con un nuevo gobierno pero en medio de una fuerte polarización, Moldavia se prepara para iniciar su proceso de integración a la Unión Europea, el cual podría activar un conflicto en la región separatista de Transnistria, que tiene vínculos con Moscú. También inmersa en una polarización profunda, el reonovado gobierno nacionalista de Georgia camina hacia el lado opuesto luego de haber congelado la adhesión a la UE, lo que ha provocado protestas en las calles de Tiflis.

La situación no es menos caliente en Oriente Medio. Israel, financiado y apoyado política y militarmente por Occidente, libra una guerra contra Palestina y contra el Eje de la Resistencia que lidera Irán. En Líbano se ha decretado un alto al fuego que, lejos de resolver el problema de fondo, será usado por las partes en conflicto para reagruparse. El gobierno sionista de Israel ha dicho claramemte que tiene la mira puesta en el régimen teocrático de Irán y que pronto atacará también a los rebeldes hutíes de Yemen que tienen en jaque el comercio marítimo que atraviesa el mar Rojo.

La gran novedad ha llegado de Siria, en donde la guerra civil se ha reactivado con la toma parcial de Alepo por parte de la insurgencia extremista. Aunque aún es pronto para conocer todo lo que está detrás de los nuevos avances insurgentes, la situación apunta a que los grupos extremistas contrarios al régimen de Bashar al Asad aprovecharon el momento para irrumpir. Rusia, defensora de Al Asad, e Irán, aliado de Siria en el Eje de la Resistencia, se encuentran distraídos debido a los sendos conflictos en los que participan. Lo mismo pasa con Hezbolá, milicia libanesa que fue crucial en el combate a la insurgencia radical en Siria.

De momento, el nuevo frente sirio beneficia a Israel, el enclave de Occidente en Oriente Medio, que quiere acabar con la influencia iraní en su país vecino, y a Turquía, que busca crear una zona de amortiguamiento en el norte de Siria. Además, de Al Asad e Irán, Rusia aparece como un tercer perjudicado por la rebelión: Siria es el único país del Mediterráneo que alberga una base naval rusa. De fondo aparece China, cuyo presidente, Xi Jinping, recibió a Al Asad en septiembre para apuntalar la reconstrucción de Siria tras 13 años de guerra y establecer una "asociación estratégica".

La pinza de los conflictos geopolíticos de Eurasia se cierra en el Pacífico con tres focos principales: Corea, Taiwán y Filipinas. En la península coreana las tensiones entre norte y sur van en aumento debido a la alianza del líder norcoreano Kim Jong-un con Vladimir Putin y a las amenazas crecientes que intercambian Seúl y Pyongyang. Corea del Sur desplegó aviones caza hace unos días luego de detectar aviones de combate rusos y chinos dentro de su zona de identificación aérea. En el caso de Taiwán, las advertencias de Pekín, que reclama el control total de la isla, suben de tono por la visita del presidente Lai Ching-te a Hawaii y la venta de equipo militar de EUA a Taipei. Más al sur, Filipinas enfrenta una severa crisis política por la disputa abierta entre el presidente Ferdinand Marcos Jr., partidario de trabajar más estrechamente con EUA, y la vicepresidenta Sara Duterte, proclive al acercamiento con China.

Una pieza clave del rompecabezas mundial está en América. EUA se prepara para la llegada de un Trump recargado, pero mientras esto ocurre se ha abierto un impasse que, por lo visto, aprovechan los distintos actores geopolíticos. Quien crea que el magnate republicano traerá la paz como él dice, debe pensarlo por lo menos dos veces. Trump quiere que Europa del Este y Oriente Medio dejen de ser una distracción para su país con la intención de enfocarse en lo que más le importa: doblar, a toda costa, a China. Ya lanzó la primera gran advertencia: irá contra los BRICS, que lidera Pekín, si insisten en socavar la hegemonía del dólar. Prepararse para la guerra, pues.

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