MANOS (PRIMERA PARTE)
En el siglo XV en una aldea cercana a Núremberg, vivía una familia con varios hijos, para poner pan en la mesa para todos, el padre trabajaba casi 18 horas diarias en las minas del carbón o en cualquier otra cosa que se presentara. Dos de sus hijos tenían un sueño: querían dedicarse a la pintura, pero sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la academia. Después de muchas noches de conversaciones calladas, los dos hermanos llegaron a un acuerdo, lanzarían al aire una moneda y el perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara. Al terminar sus estudios, el ganador, pagaría entonces los estudios al que quedara en la casa con la venta de sus obras, así los dos hermanos podrían ser artistas, lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de misa. Uno de ellos llamado Albreth Dürero o Albrecht Dürer (en alemán) se fue a estudiar a Nüremberg, y el otro hermano Albert, comenzó el peligroso trabajo en las minas donde permaneció los próximos cuatro años para sufragar los estudios de su hermano que desde el primer momento fue toda una sensación en la academia. Los tallados, los grabados y oleos llegaron a ser mejor que los de muchos de sus profesores, y para el momento de su graduación ya había empezado a ganar considerable sumas de dinero con las ventas de su arte. Albretch Dürer, nacionalidad Alemania, 1471- 1528 estilo pintura flamenca. Cuando el joven artista regreso a su aldea, la familia Dúrero se reunió en una cena festiva en su honor, al finalizar la velada, Dúrero, propuso un brindis por su hermano querido, que tanto se había sacrificado trabajando en la mina para hacer su sueño realidad, y dijo: ahora hermano mío es tu turno, ahora puedes ir a Númberger que yo me haré cargo de todos tus gastos. Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba su hermano, pero éste con el rostro empapado en lágrimas se puso de pie y dijo suavemente, no hermano, no puedo ir a Númberger es muy tarde para mi estos cuatro años de trabajo en las minas han destruido mis manos cada hueso de mis dedos se ha roto cuando menos una vez, y la artritis de mi mano derecha a avanzado tanto que hasta me costó trabajo levantar la copa durante tu brindis, no podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino y no podrá trabajar la pluma o el pincel, no hermano para mí ya es muy tarde, pero soy feliz de que mis manos deformes hayan servido para que las tuyas ahora hayan cumplido su sueño. Mas de 450 años han pasado desde ese día, hoy los grabados, oleos, acuarelas, pueden ser vistos, y demás obras de Albretch Dúrero, pueden ser vistos alrededor de todo el mundo, seguramente usted tenga uno en su oficina. Solo recuerde uno muy especial, para rendir homenaje al sacrificio de su hermano Albretch Dúrer, dibujó las manos maltratadas de su hermano con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo, llamando a esta preciosa obra MANOS, pero el mundo entero abrió inmediatamente su corazón a su obra de arte, y se le cambió el nombre por el "Manos que Oran". La próxima vez que veas una copia de esta obra mírala bien, recuerda: que nadie en la vida, nadie nunca triunfa solo.