¿Cuántas veces nos vamos esperando que alguien resienta nuestra ausencia?, ¿Cuántas veces nos vamos… a veces sin saberlo, sin darnos cuenta? Tamara Trottner, autora de la novela ‘Nadie nos vio partir’, muestra cómo se construyen y deconstruyen las familias, esas rupturas que no se limitan a las distancias geográficas o a la tormentosa decisión de elegir entre el amor de tu vida o el padre de tus hijos, ni quién se queda con los niños o dónde pasarán las navidades. La historia inicia como cualquier vida, apelando a la sociología y a la biología, una después de la otra.
Las familias de renombre que deciden unir a los hijos para engrosar sus empresas y poderío; bajo esa escasa conexión y los placeres que no dejan de presentársele al ser humano, la madre de Tamara se enamora de su concuño y es así como comienza una historia de huidas, abandonos, rechazos, dolores, resentimientos e identidades difusas.
Una mujer que decide vivir el amor a costa de todo, un hombre que al verse engañado teme perder lo más valioso que tiene y que lo conecta eternamente con su esposa: sus hijos.
Él los toma y se va lejos, cambiando de país apenas comienzan a hacer suyo un espacio, mientras se cuestionan en silencio “¿por qué mamá no nos quiere?”, al tiempo que ella intenta recuperarlos con la ayuda de su nueva pareja. Después de recorrer continentes, se encuentran, y la negociación cambia, ahora es ella quien los tiene y para siempre; sin embargo, la pregunta sigue siendo la misma: “¿por qué papá no nos quiere?”.
Esta historia relata, desde la adultez, los dolores de la infancia y las historias incomprensibles para los niños que viven los estragos de los padres, esas andanzas sin sentido, convertidos en motines de guerra, en piezas que duermen a veces con uno y a veces con otro. Tamara, describe la sociedad mexicana con sus temores de hombre y de mujer por en cima de la construcción de identidad de un niño, ¿cuántas veces nos vamos esperando que alguien resienta nuestra ausencia? seguramente reconocida por muchos, pero expresada por pocos.
Esta novela nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que implica narrar nuestra historia desde un lugar adulto, abierto y comprensible; bajo el entendido de que somos personas tomando decisiones que, si bien impactan en el otro, corresponde resignificarlo para que el relato se escriba en primera persona y con una mejor pluma.