Tomando en cuenta que la elección de una pareja está íntimamente ligada a lo que cada uno de nosotros lleva en su cajón interno; cuando somos niños/niñas experimentamos una gran felicidad al sentir que pertenecemos a nuestras familias, sin importarnos que su atmosfera sea agradable o tensa, pues independientemente del entorno familiar vivimos esa pertenencia como una bendición en nuestro corazón. Después crecemos y como adultos, seguimos perteneciendo a nuestra familia de origen, pero ya no experimentamos esa dulce sensación de pertenecer a nuestros padres, ahora necesitamos sentir esa pertenencia con otras personas, especialmente con la pareja.
¿Pero estar en pareja es igual a felicidad? La pareja por sí sola no nos da la felicidad, da muchas otras cosas y cuando esas cosas están presentes y se conjugan adecuadamente, entonces podremos experimentar la felicidad. A través de la pareja una persona podrá tener, intimidad, sexualidad, ternura, vinculación, sentido de pertenencia, confrontación, crecimiento, etc.
Una relación de pareja es un vínculo emocional entre dos partes y para lograr que ese vínculo se fortalezca y pueda haber una trascendencia, es importante considerar que toda pareja está formada por tres partes: tú, yo, nosotros. Cada una de estas partes es significativa por sí misma y cada una de ellas cuenta con una vida propia. De esta manera tenemos: Tú me haces más posible a mí; Yo te hago más posible a ti; Yo hago más posible a nosotros.
La posibilidad de que el amor inicial siga floreciendo, va a depender en gran medida de la forma en que ambas personas hagan funcionar estas tres partes. Por lo tanto, podríamos decir, el amor o la atracción es lo que da inicio a una pareja, pero la vida cotidiana es lo que determinará su sano funcionamiento, teniendo siempre en cuenta que todas las parejas cometen errores, tropiezan, pasan por procesos dolorosos, desencantos o malas interpretaciones; sin embargo, la capacidad para superar todo eso dependerá de cómo ambas partes logren sobrellevar las diferentes situaciones (el empleo de la comunicación lo más asertiva posible, el deseo genuino por el bienestar de la otra persona, interés genuino por la individualidad del otro, respeto, etc).
Entonces si la pareja no da la felicidad por si sola ¿Qué es lo que si podemos esperar? Como individuos tenemos el derecho de experimentar el sentimiento de pertenencia, pero no de esperar que la pareja cumpla todas nuestras fantasías, ni que calme todos nuestros temores o cure nuestras viejas heridas.
Es importante reconocer en lo más profundo de nuestro ser que cada persona debe valerse por sí misma tanto a nivel físico, como a nivel emocional. Nadie puede hacerlo por nosotros. Ninguna persona puede cargar por mucho tiempo con el peso de otra sin que ambas se vuelvas invalidas.
El reto para llegar a este punto se encuentra en desarrollar un sentimiento elevado de autoestima, tener voluntad para correr riesgos y la estimulación necesaria para crear nuevas posibilidades. Al tiempo que aprendemos a amar lo imperfeto de la vida, lo imperfecto de nosotros y lo imperfecto de los demás, teniendo siempre como límite personal la propia dignidad.
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