LA SANIDAD MENTAL: CUIDARSE TAMBIÉN ES DE DEPORTISTAS
"No eres una patriota, eres una persona que renuncia a la primera", fueron algunos de los comentarios (miles de comentarios) que recibió Simon Biles, la mejor gimnasta de todos los tiempos, hasta ahora.
LA MEJOR Y LA DESTROZARON
¿Por qué molesta tanto que una atleta (una mujer) haya decidido poner un alto y cuidarse a sí misma antes que a lo que ella representa? No existe una cultura de la salud mental en el contexto del deporte, aceptémoslo. Pero esto puede ser muy peligroso.
"Yo considero que más que la salud mental es el cuidado de la salud mental y emocional, porque el problema mayor que tenemos los seres humanos es la falta de capacidad para expresarnos emocionalmente. Vivimos en una sociedad que reprime y reniega de las necesidades emocionales y eso se convierte en un problema de salud mental, y en el mundo del deporte, eso está muy satanizado", comenta Alicia Ortiz, terapeuta metafísica emocional.
Se ataca profundamente cuando una mujer decide algo distinto a lo esperado. Cuando Simone Biles se salió de las competencias de Tokio 2020 (en el 2021), todo mundo la criticó, la ignorancia ganó. Pero esta joven no se dio por vencida. Ella -y las personas que practican gimnasia- saben que la asfixia bajo presión puede ser letal. Como se dice en el documental Simon Biles Rising (Netfix), puede llevarte a la muerte, ya que pierdes control de tu cuerpo y el espacio, por lo que puedes caer de cabeza después de un brinco.
Simone comenzó a experimentar todo esto en plenos juegos olímpicos y, sí, claro que se lamentó profundamente que fuera ahí y no en cualquier otra competencia, pero tuvo que ponerse a ella primero: antes que a su equipo, antes que a su país y antes que a la crítica mundial. Ella iba primero y con eso, se convirtió en la más odiada al momento y después, en un ejemplo para muchas personas.
"Como un atleta, se suponía que tenía ser fuerte", comentó Michael Phelps en una entrevista al revelar abiertamente que había enfrentado problemas de salud mental. "En 2004 sentí por primera vez la Depresión de los Juegos Olímpicos. Yo lo veía como una señal de debilidad", confesó el campeó olímpico.
Simone también lo menciona claramente en la serie documental y ella, a diferencia de Phelps, no se consoló con el alcohol, ella pidió ayuda de manera pública y por eso, se le fueron encima. Finalmente, Phelps también pidió ayuda a su esposa, solo que como él no tuvo la crisis en pleno ojo público, se atrevió a confesarlo mucho después.
Pero es una realidad: las y los atletas están bajo mucha presión.
"Tenemos muy confundida la disciplina y la rigidez de los deportistas con la represión de las emociones", explica Alicia. "Eso no tiene que ver con las fortalezas y las capacidades, pero le tenemos pavor al mundo de la conciencia de las emociones. Tanta represión se convierte en una olla de presión. Nadie asocia la salud mental con la represión emocional y sobre todo, como empiezas a trabajar con esas personas (las y los deportistas de alto rendimiento) desde muy tempranas edades, la supresión se vuelve muy destructiva. Y de hecho, aprenden que el abuso es lo normal", justo como lo cuenta Simone en el documental.
También está el punto de las familias, a veces de ahí viene el abuso: quieren que los niños se conviertan no sólo en atletas exitosos sino en los sostenes económicos. A veces las familias quieren su pedacito de fama a través de las y los hijos y los jóvenes son expuestos a lo que podríamos considerar como tortura física en otros contextos.
Así que dar pasos hacia una consciencia de que ESO que están viviendo estas personas no es sano y que, como todo mundo, también requieren de un equilibrio, no es poca cosa.
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